Dos sirvientes
Cierto príncipe se enteró un día de un derviche cuya bendición se decía que le traería gran favor. Al reflexionar en que la vida de un príncipe es a veces incierta y turbulenta, y que tal bendición podría ser útil, el príncipe decidió hacer una visita al derviche. En consecuencia, se puso sus mejores túnicas, reunió a una asamblea de nobles para que lo acompañara, y se dirigió al desierto lugar donde se decía que vivía el derviche.
Allí, debajo de un árbol, vistiendo tan solo harapos, lo encontraron. Para la mirada del príncipe, el derviche se veía como cualquier mendigo, y con el fin de mostrar su munificencia y ganarse el favor del hombre santo, el príncipe le dijo en tono grandilocuente: “Pídeme lo que quieras”.
El derviche miró al príncipe por un momento, y luego dijo: “¿Es así como me hablas, cuando tengo dos sirvientes que son tus amos?”
El sorprendido príncipe dijo: “¿Quiénes son estos dos?”
El derviche respondió: “Avaricia y deseo. Porque los he vencido, en cambio a ti te han vencido. Yo los gobierno, pero ellos gobiernan sobre ti”.
Traducido por Juan Amin Betancur