¿Qué significa ser Perfecto?
Regamos cosas, olvidamos las contraseñas, se nos pasan los cumpleaños de los amigos y la familia, tal vez recurrentemente cambiamos el orden de las letras de una palabra que escribimos con frecuencia. Pero como lo indicó Hazrat Inayat Khan más de una vez, las escrituras nos dicen “Sed perfectos, como vuestro Padre del cielo”. ¿Es posible? ¿Qué significa?
Desde la infancia todos empezamos un largo entrenamiento, con frecuencia bajo la tutela de los padres, pero otros también nos guían, e inevitablemente es un proceso en el que nuestras acciones, nuestras palabras e incluso nuestros pensamientos y sentimientos son corregidos. “No, así no – de esta forma. Intenta de nuevo”. Así adquirimos habilidades y formas de relacionarnos con el mundo que modelan nuestras vidas, pero también nos queda la fuerte impresión de que sin importar lo lejos que lleguemos, nuestros brazos no son suficientemente largos: lo que alcanzamos dista de la perfección. Si somos realmente honestos, diremos fácilmente, “No, no soy perfecto y no creo que llegue a serlo”.
Por otro lado, queremos elevarnos. Parecemos tener un deseo inherente a ir hacia arriba. Los bebés se empinan entusiastas en sus pies una y otra vez; la raza humana, a pesar de la confusión y caos sombrío de aquí en la tierra, envían exploradores a la luna. Y en la oración Salat, refiriéndonos al Espíritu de Guía como Mensajero, Cristo, Nabi y Rasul de Dios, decimos, “Tu cuyo corazón constantemente asciende”. Esta idealización de la perfección está tan fuertemente presente en nosotros que debe estar en nuestra naturaleza. No podemos anhelar lo que nos es desconocido. ¿Pero cómo ir del sueño a la realidad?
Si dejamos por un momento de lado nuestro punto de vista humano y pensamos en la perfección, podemos darnos cuenta de que ésta no puede ser limitada; la perfección con limites o fronteras, la perfección que termina, es imperfecta. Por tanto, la perfección debe ser “omnipresente, que todo lo compenetra” y si es así, entonces, nunca estamos separados de la perfección. Está con nosotros y en nosotros, siempre. No vemos la perfección porque estamos muy absortos en lo imperfecto, lo limitado, pero si perdiéramos por un momento nuestro propio punto de vista, se nos concedería una visión de lo infinito, que es a la vez perfecto y eterno.
Ser “perfectos, como nuestro Padre del cielo” no significa ser ajenos al error humano, sino perder de vista nuestro limitado punto de vista. Cuando ya no estamos allí, entonces las limitaciones se desvanecen. De este modo, encontramos esto en las Boulas del Gayan: Para poder realizar la divina perfección, el hombre debe perder su imperfecto yo.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel