¿A dónde va tu mente?
Ojos cerrados, preparándose para dormir: ¿tu mente se dirige hacia algún pensamiento en particular? ¿A dónde va?
Si tenemos alguna preocupación o ansiedad que nos molesta, probablemente trataremos de evitar que nuestra mente vaya allí. De lo contrario, nuestros pensamientos se verán atrapados en la repetición de patrones estresantes, nuestro cuerpo responderá, por supuesto, y el sueño seguirá siendo un extraño. Entonces, ¿tenemos un “lugar seguro” para enviar nuestra conciencia? ¿Algún lugar donde podamos relajar nuestras defensas?
Muchos padres hacen que una oración sea parte del ritual de la hora de acostarse para sus hijos, y hay varias razones para ello. Seguramente una es el deseo de reforzar la creencia en el niño. La creencia es natural para cada niño; el profeta Mahoma dijo que cada niño nace creyente, pero tenemos el deber de mantener esa creencia y ayudarla a crecer. Otra razón es que la dulzura y la belleza de una oración pueden comenzar a barrer las impresiones que abarrotan la mente y ayudarnos a relajarnos en el sueño. Otra razón más es que el sueño significa una especie de rendición (que los jóvenes “egos en formación” a menudo resisten con vigor determinado), y si nos acostumbramos a rendirnos ante nuestro Ideal divino, es un buen entrenamiento espiritual.
¿Y qué hay del momento del despertar? A veces nos levantamos de mal humor, descrito en la frase coloquial en inglés, “levantarse por el lado equivocado de la cama”, para lo cual podría haber muchas explicaciones posibles. Y para muchos de nosotros, la mañana está plagada de preocupaciones y demandas: las rutinas de llevar a los niños a la escuela o salir por la puerta a tiempo para tomar el tren, y así sucesivamente. Aquí nuevamente, una oración en el momento de levantarse podría ser un gran beneficio. Si una oración se dice con sinceridad, establece un ritmo que nos ayuda a sostenernos durante todo el día.
En otras palabras, no necesitamos pensar que las oraciones a la hora de acostarse y al levantarse se dicen porque Dios las ‘espera’ o las exige; pueden ser vistas como algo ofrecido por nuestro propio bien, tan beneficioso para nosotros como la limpieza regular del cuerpo, siempre que lo digamos con sentimiento y no solo en una repetición mecánica. En el Gayan, Hazrat Inayat Khan dice:
Aquel que se da cuenta del efecto de su acción sobre sí mismo
comienza a abrir su perspectiva de la vida.
Traducido al español por Arifa Margarita Jauregui