Hazrat Inayat: The Awakening of the Soul pt II (Spanish version)

Hazrat Inayat: el Despertar del Alma Pt II

Continuamos con la charla sobre el despertar del alma dada por Hazrat Inayat Khan en Denver en 1926. La primera parte de la charla se encuentra aquí. La charla concluirá con una tercera entrega.

El despertar del alma en su primera condición no es otra cosa que un deseo por el conocimiento que ésta tiene y sin embargo desea confirmar. El conocimiento spiritual no es nunca un conocimiento nuevo. Por consiguiente, es que la persona no lo aprecia suficientemente. Todo es nuevo, pero el conocimiento spiritual no es nuevo, porque todo mundo lo conoce. Recibirlo es confirmarlo de nuevo, confirmar el conocimiento que ya existe en el alma. Por eso es llamado conocimiento divino, porque no puede ser aprendido. Pero podríamos decir, todo el conocimiento que alguna vez hemos ganado lo hemos adquirido por aprendizaje. Mi respuesta es, entonces, todo es diferente al conocimiento espiritual, que no se adquiere por aprendizaje. Tenemos que desaprender. Es un proceso de desaprender en lugar de aprender. Podríamos pensar, “Debería ser algo que puedo aprender que no conozco”. Pero esto ya existe en el alma; el alma misma es el conocimiento divino, solo que el alma está enterrada bajo diferentes concepciones que el hombre ha adquirido desde su nacimiento.

Si existe alguna verdad, nuestro propio ser es la verdad.
Pero solo puede ser descubierta,
No puede ser aprendida.

En nuestro diario vivir confundimos siempre placer con felicidad; todos usamos la palabra placer por felicidad y felicidad por placer, dos cosas diferentes. Y siempre confundimos las palabras inteligente y sabio. A veces llamamos a un hombre sabio, inteligente y a un hombre inteligente, sabio. Y con mucha frecuencia cometemos un error distinguiendo entre intelecto y sabiduría. Entonces cometemos un grave error, y ese error mantiene nuestros ojos presos, vendados; significa que no distinguimos entre hecho y verdad; siempre llamamos a un hecho incorrecto, falso, pero un hecho no es la verdad. El hecho es la insinuación de la verdad, como el placer es la insinuación de la felicidad, como el intelecto es la insinuación de la sabiduría. Entonces el hecho no es la verdad. El hecho, que puede ser expresado en palabras, es diferente a la verdad, que no puede expresarse en palabras. La verdad es lo que es, no puede ser discutida, no puede erradicarse, no puede olvidarse, la memoria no la puede perder. Todo recuerdo de un hecho se perderá porque se almacena en la memoria. Mujer, hombre, alto, bajo, horizontal, perpendicular, cuadrado, redondo, todas las impresiones van tan lejos como la memoria, no mas allá. El conocimiento de la verdad no puede compararse con el conocimiento de formas ni ideas. La verdad está más allá de la forma y la idea. ¿Qué es? Es ella misma, y es nuestro ser. Si existe alguna verdad, nuestro propio ser es la verdad. Pero solo puede ser descubierta. No puede ser aprendida. Puede ser descubierta a través de desaprender en lugar de aprender.

Conocí personalmente a un hombre que llego a mi luego de haber leído quizás toda la biblioteca del Museo Británico. Y me dijo, “He escrito cincuenta libros sobre metafísica, y estudio mucho. Pero no he encontrado la verdad”. No puede ser dicha, esta para ser descubierta, esta para encontrarla. Primero debemos ser capaces de distinguir entre placer y felicidad, intelecto y sabiduría, y entre hecho y verdad. Luego debemos asignar el justo lugar al intelectual y al sabio; no debemos mezclarlos.

La segunda etapa del despertar es un desconcierto, es desconcierto por esta razón, porque todo lo que alguien ha comprendido sobre la gente, las cosas y los seres, todo parece estar errado, y llega otra interpretación, muy opuesta. Por lo tanto, todas las diferentes afirmaciones que hace la gente, “Este es mi amigo, mi enemigo, aquel un extraño”, todas esas afirmaciones y todas esas distinciones desaparecen y otra concepción ocupa su lugar. Para la persona que empieza a ver de esa manera es un gran desconcierto.

Hay una historia de un derviche que se encontró con un joven que viajaba por el mismo camino. Y este joven se interesó mucho en la conversación con el derviche. Y le dijo, “estoy muy ilusionado oyendo todo lo que dice; desearía mucho poderme reunir con usted otra vez. Por favor deme su dirección”. El derviche dijo, “Mi dirección es el lugar de los mentirosos”. Cuando el joven fue a ese lugar, pensó acerca de esa idea, ‘lugar de los mentirosos’. “Este hombre que dijo tan inspiradoras palabras, pienso que todo cuanto decía era verdad – luego dice que su casa es el lugar de los mentirosos”. Estaba muy entretenido con esto. Preguntó a la gente, ¿dónde está el lugar de los mentirosos? Ellos decían, “no conocemos ningún lugar llamado el lugar de los mentirosos. Bueno, finalmente encontraron la cabaña del derviche. Y el joven le preguntó, “¿Por qué lo llamas el lugar de los mentirosos?” “¿es verdad?”. Respondió “Si”, porque el lugar donde estaba viviendo era un cementerio. “ven conmigo. Ahora mira aquí. Aquí está la tumba de alguien, un general. Y mira este general ahora. Y aquí está la tumba de un rey. Mira aquí. Un perro está sentado en su tumba. ¿No eran todos mentirosos? ¿Mintiendo a otros y mintiéndose a sí mismos? Tal es la comprensión cuando el alma empieza a despertar, que detrás de los hechos el alma empieza a ver algo muy diferente de lo que siempre entendió al respecto. Las distinciónes de las personas, el significado de las cosas, la idea de condiciones, todo cambia. Esto es lo que causa al hombre un gran desconcierto. Es el mismo mundo y la misma vida, pero empieza a interpretarse diferente.

Cuando el alma no está despierta
se puede ser un extraño en la propia familia,
para aquellos en nuestra propia casa.

Y luego hay una tercera etapa. En esta tercera etapa la simpatía se despierta en el hombre. Comienza a apreciar la belleza, belleza en el arte, belleza en la naturaleza, belleza en la poesía. Hay una apreciación mas grande con el despertar del alma, cuando se empieza a entender el significado de todas las formas de belleza, Además, nuestra personalidad se vuelve extrovertida, nos sentimos atraídos, favorablemente dispuestos hacia aquellos que encontramos. Nos volvemos naturalmente el amigo de nuestros propios amigos y de todos los enemigos. Desaparecen los extraños, no hay más barreras, toda la extrañeza se acaba. Cuando el alma no está despierta, se puede ser un extraño en la propia familia, para aquellos en nuestra propia casa. Hay una barrera porque falta el despertar del alma. Pero si el alma esta despierta, deja ir a esa persona a cualquier parte del mundo, por muy extrañas que puedan ser las personas, atraerá su simpatía porque su simpatía ira hacia ellos. Entonces la persona no necesita aprender los modales de la amabilidad, porque la amabilidad no es algo aprendido o enseñado. Es una disposición natural, la naturaleza del alma es volverse amiga. La tendencia del bebe pequeño es a sonreír. Cuando crece comienza a ver a la otra persona como a su propia o como a alguien diferente. Eso viene después. Eso pertenece al conocimiento de este mundo.

Continuará…

Traducción al español Hafiz Juan Manuel Angel

 

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