Hazrat Inayat: The Deeper Side of Life pt I (Spanish version)

Hazrat Inayat: El lado más profundo de la vida

En diciembre de 1925, Hazrat Inayat Khan estaba a bordo del SS Volendam, en ruta hacia Nueva York, acompañado por su secretario Kismet Stam. Durante el viaje estuvo preparando artículos cortos para la prensa en anticipación a su gira por los Estados Unidos, y cuando le pidieron dar una charla a los pasajeros, seleccionó uno de estos temas para su conferencia, ampliándolo y usando la imagen del viaje que realizaban como ilustración. Dado que su conferencia es bastante larga, será presentada varias entregas.

Amigos,

Tengo el inesperado placer de aceptar el pedido de dirigirme a ustedes con unas pocas palabras sobre el lado más profundo de la vida.

Cuando consideramos profundamente la vida, bien podríamos dividirla en dos partes y llamarlas el lado más ligero y el lado más profundo de la vida. En ocasiones, cada uno de estos lados podría parecer igual de importante. Cuando una persona está pensando en el lado más ligero de la vida, en ese momento ese lado es más importante; el otro lado, del cual la persona no es consciente, no parece tener mucha importancia. Pero también hay otros momentos en la vida, tal vez después de un sufrimiento o una pérdida o alguna experiencia, en los que una persona de repente despierta a otra comprensión de la vida. Y cuando uno despierta a esto, en ese momento el lado más profundo de la vida parece tener más importancia. Nadie, ni el clérigo ni el místico, ninguna autoridad puede decir cuál lado es más importante. Depende de cómo lo veamos. No existe nada en este mundo que tenga un valor fijo. Si existe tal cosa, no mantiene la misma posición siempre. Si algo como el dinero está cambiado, entonces ¡qué hay en este mundo que no cambie de importancia! Y cuando imaginamos estas dos partes, el lado más ligero y el más profundo de la vida, vemos que las visualizamos de acuerdo a nuestra experiencia actual.

¿De dónde vienen el miedo, la duda, la pasión y la confusión?
Vienen de nuestra ignorancia del lado más profundo de la vida.

Estamos viajando juntos, algunos desde un país, otros desde otro país, desde diferentes direcciones del mundo, pero estamos reunidos. ¿Qué nos une? Un destino, un destino común al que todos deseamos ir; estamos por unos días juntos en este barco. Y ahora, nuestro temperamento alegre, nuestra actitud favorable del uno hacia el otro, nuestro deseo de ser amables, amigables, sociables, serviciales, es lo que nos permite entendernos los unos a los otros, lo que nos ayudará a hacernos felices los unos a los otros, y nos lleva mucho más cerca que el destino que nos trajo.

Lo mismo es una pequeña imagen de una vida entera. Cuando consideramos la vida de una comunidad, una nación, una raza, de todo el mundo, ¿qué es? ¿no es acaso un gran barco en el que todos viajan, con o sin saberlo, todos se mueven, todos cambian?

Existen dos tipos de viajeros. Existen viajeros que no saben de donde vienen y a donde van. Sólo cuando abren sus ojos están en este barco. Vienen de algún lugar; se dan cuenta que están en un barco en movimiento, que avanza. Y de esta forma muchas personas viven en este mundo hoy en día. Están tan absortos en las actividades cotidianas que ignoran de dónde vienen y a dónde van. Imaginen la diferencia entre estos dos viajeros; el que conoce de dónde ha venido, también debe saber o sabrá algún día por qué ha venido, por qué está viajando; y el que sabe a dónde va, también se preparará para el lugar al que está yendo. Aquel que no sabe de dónde viene, sólo sabe en dónde está, solo se preocupa de las cosas de su entorno inmediato. El que no sabe a dónde irá no está preparado para hacer los arreglos, para enfrentar su destino; no sabe lo que le espera. Por eso, no está preparado para ello.  

A Buda, cuyo nombre muchos han oído y quien fue un gran maestro de oriente, un día sus discípulos le preguntaron, ¿qué quería decir por ignorancia? Y respondió con esta imagen. Dijo que una persona estaba aferrada a la rama de un árbol en la oscuridad de la noche, sin saber si debajo de sus pies había tierra, una zanja o agua. Durante toda la noche tembló y lloró y se aferró con fuerza a la rama. Y al amanecer descubrió que la tierra estaba a menos de un pie de distancia bajo sus pies.  

Si yo tuviera que decir cómo se puede definir la ignorancia, diría: como miedo, duda, pasión, confusión. ¿De dónde vienen todos estos? Vienen de nuestra ignorancia acerca de un lado de la vida, del lado más profundo de la vida. Una persona puede ser lista aprovechando al máximo lo que llamamos el lado más ligero de la vida, pero eso no es todo. No sabemos, a pesar de todo nuestro esfuerzo desde la mañana hasta la noche, a dónde llegamos, qué hemos ganado. Si consideramos la riqueza, posición, fama, nombre, o cualquier otra cosa, sólo nos confunde, puesto que la vida está en movimiento; todo está en movimiento. No podemos detenerlo. Una persona puede ser rica un día y al siguiente ser pobre; puede ser exitosa un día y es posible que tarde o temprano encuentre el fracaso.

Naciones tan ponderosas como Rusia y Alemania, ¿quién hubiera pensado por un instante que caerían en un momento del tiempo, naciones a las que les tomó años convertirse en fuertes, construirse a sí mismas? Pero cuando llegó su tiempo, no tardó ni un día en cambiar de Este a Oeste. Si tales poderes grandiosos están sujetos a caer en un momento, cuando pueden caer en un día y toda la construcción puede romperse, si tal es la naturaleza y carácter de la vida, ninguna persona sensata negaría que debe haber cierto misterio detrás, algún secreto del que le gustaría encontrar la clave. Por lo menos, quisiera saber qué es la vida, qué está detrás.

Aquellos que han estudiado la vida y meditado lo suficiente sobre este asunto, han llegado al mismo punto que los pensadores que vivieron quizás ocho mil
años antes, como Buda que dijo y se dio cuenta de lo mismo que una persona muy sabia se daría cuenta hoy. Y eso nos demuestra que la sabiduría es la misma en todos los tiempos. Podemos estar evolucionando o retrocediendo; la sabiduría no cambia y siempre será la misma. La misma comprensión tendrán aquellos que meditan profundamente y tratan de comprender qué es la vida.

No quiero decir con esto que para comprender la vida es necesario que una persona siga cierta religión. No quiero decir que una persona tenga que ser tan grandiosa o tan buena, tan bondadosa o tan espiritual. Quiero decir que lo primero y lo más necesario es que seamos observadores. Debemos ver la vida de manera más profunda de lo que hacemos, en lugar de vivir aún más superficialmente. No nos cuesta nada. Sólo nos aleja de nuestra ocupación cotidiana por unos minutos. La vida siempre ofrece una oportunidad para pensar; por más ocupados que estemos, siempre tenemos algo de tiempo, si nos interesa conocer el secreto de la vida. No es necesario que abandonemos nuestra ocupación, nuestro trabajo en la vida, y que vayamos al bosque y nos sentemos en silencio y meditemos sobre la vida. Podemos meditar sobre la vida en medio de la vida, si tan solo queremos. Lo que pasa es que el hombre comienza su vida con actividad, y mientras más y más activo se vuelve, menos y menos piensa. Además, su actividad se convierte en su pensamiento. Pero si pensáramos en lo que existe más allá de la actividad y los pensamientos que están conectados con nuestra vida cotidiana, si también pensamos en el lado más profundo de la vida, nos beneficiaríamos más.

Continuará…

Traducido por Darafshan Daniela Anda

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