Milarepa: He olvidado
Milarepa (c. 1052 – c. 1135 EC) es uno de los más famosos poetas y yogis del Tibet. Es una gran figura en la escuela de budismo tibetana Kagyu.
Pueda yo ser alejado de credos y dogmas opuestos.
Desde que la gracia de mi Señor entró en mi mente,
mi mente no se ha desviado en busca de esas distracciones.
Largamente acostumbrado a contemplar el amor y la compasión,
he olvidado toda diferencia entre yo y los otros.
Largamente acostumbrado a meditar en mi Guru como un halo sobre mi cabeza,
he olvidado a todos quienes gobiernan por poder y prestigio.
Largamente acostumbrado a meditar en las deidades de mi guardián tan inseparables de mí mismo,
he olvidado la baja forma carnal.
Largamente acostumbrado a meditar en las verdades secretas susurradas,
he olvidado todo lo que dicen los libros escritos o impresos.
Acostumbrado, como he estado, al estudio de la Verdad eterna,
he perdido todo conocimiento de la ignorancia.
Acostumbrado, como he estado, a contemplar tanto nirvana como samsara como inherentes a mí mismo,
he olvidado pensar en la esperanza y el miedo.
Acostumbrado, como he estado, a meditar en esta vida y la próxima como una sola,
he olvidado el terror del nacimiento y la muerte.
Largamente acostumbrado a estudiar, por mí mismo, mis propias experiencias,
he olvidado la necesidad de buscar opiniones de amigos y hermanos.
Largamente acostumbrado a aplicar cada nueva experiencia a mi propio crecimiento espiritual,
he olvidado todo credo y dogma.
Largamente acostumbrado a meditar en lo No-nacido, lo Indestructible, lo Impermutable,
he olvidado toda definición de esta o aquella meta particular.
Largamente acostumbrado a meditar en todos los fenómenos visibles como Dharmakaya*,
he olvidado toda meditación en lo que es producido por la mente.
Largamente acostumbrado a mantener mi mente en el estado no-creado de libertad,
he olvidado toda convención y artificialidad.
Largamente acostumbrado a la humildad de cuerpo y mente,
he olvidado el orgullo y las maneras soberbias de los poderosos.
Largamente acostumbrado a mirar mi cuerpo carnal como mi ermita,
he olvidado la sencillez y comodidad de los retiros en monasterios.
Largamente acostumbrado a conocer el significado de lo que no tiene palabras,
he olvidado la manera de buscar las raíces de los verbos, y los orígenes de frases y palabras.
Tú, oh erudito, quizá puedas trazar estas cosas en tus libros.
*Literalmente, “cuerpo de verdad” o “cuerpo de realidad” desde donde los supremamente iluminados se elevan y hacia donde retornan.
Traducido por Baasit Patricio Carrillo