Sobre la soledad
En la cita de Uwais al Qarani, recientemente publicada aquí, se nos dice que “la seguridad reside en la soledad”. Esto se entendería como seguridad en sentido espiritual. Sin duda, la vida en el mundo físico inestable e impredecible provoca ansiedad, y con frecuencia nos preocupamos sobre la seguridad, la autoprotección, la satisfacción de las necesidades básicas, la pérdida de nuestras posesiones y de nuestra salud. Sin embargo, desde el punto de vista espiritual, nuestra seguridad física es mucho menos significativa que nuestra búsqueda de la verdad. Aun si tuviéramos toda precaución, lo que disfrutamos en el plano físico nos puede ser arrebatado de improvisto, entre una respiración y la siguiente, mientras que la verdad, una vez que haya sido descubierta, brillará eternamente en medio de cualquier circunstancia.
No sorprende, entonces, que la soledad aconsejada por Uwais al Qarani no sea física, sino espiritual. “Tomar la soledad literalmente es un error”, dice. Ir al desierto o esconderse en una remota cueva no es la respuesta; por soledad, él quiere decir mantener un solo ser en nuestro corazón, el Único Ser, o poniéndolo de otra forma, estar a solas con Dios.
Es un pensamiento que los sabios de todas las épocas comprendieron. En el Gayan, Boulas, Hazrat Inayat Khan dice, “No hay mejor compañía que la soledad”, y, “La sabiduría se alcanza en soledad”, mientras que, en el Vadan, Alankaras, encontramos la frase: “Solo en el mar, solo en tierra, en la multitud y en el aislamiento, permanezco solo”.
Pero, ¿cómo logramos alcanzar esta condición? La persona promedio, cuando está agotada por el estrés de un día ajetreado, quisiera, por así decirlo, refugiarse en su propio “espacio”, pero entonces ¿qué sucede? La mayoría de las veces la mano toma el teléfono o la Tablet, o quizás un libro, o una película, un juego o un pasatiempo, y pone algo de música, de manera que antes de que nos demos cuenta, la soledad se ha llenado de aún más actividad. Muchas personas, debido a que su espacio interior no ha sido explorado, son incapaces de estar solos en él.
Según el conocimiento sufí, el viaje espiritual comienza con el despertar del ideal Divino, y a medida que éste crece y se vuelve más vivo para nosotros, la belleza nos atrae hacia el interior. Sin embargo, estamos sujetos a distracciones; lo superficial fácilmente nos seduce y es por eso que necesitamos poner atención al consejo de Uwais al Qarani.
Si hemos podido asimilar algo de las lecciones del camino del discípulo, (descritas en numerosas publicaciones de las enseñanzas de Hazrat Inayat Khan, comenzando aquí) nuestra soledad interior puede ser protegida mediante un afinamiento con nuestro guía. Cuando descubrimos que nuestra atención interior se distrae por deambular por pensamientos, es posible colocar la imagen del guía en la puerta de entrada al corazón, y esa conexión de simpatía ayudará a fortalecer esa soledad, que es, en verdad, el anhelo de toda alma.
Eso podría explicar por qué, en la lnvocación, afirmamos que hacemos el viaje hacia el Único Ser “unidos a todas las almas iluminadas”.
Traducido por Inam Rodrigo Anda