Sobre la visita de los policías
La anécdota sobre los policías deseando registrar la habitación de Hazrat Inayat Khan (publicada aquí) sin duda resume en pocas palabras el efecto que puede tener un vislumbre de realización profunda sobre el mundo, pero hay uno o dos puntos a considerar que podrían ayudarnos a apreciarla aún más.
El contexto histórico es que en ese momento la India había estado luchando durante décadas para liberarse del dominio extranjero. La actitud inglesa hacia los indios era, en general, racial y despectiva, y también estaba teñida de profundas sospechas desde el levantamiento infructuoso y manchado de sangre de 1857. Durante la Primera Guerra Mundial, la opinión pública en Gran Bretaña fue muy nacionalista y belicosa, y no era sorprendente que un indio de piel oscura, que estaba enseñando un mensaje de amor, armonía y belleza, y declarando que toda la humanidad era una sola familia, pudiera atraer una atención no deseada. Por lo tanto, no debemos sorprendernos de que un par de policías se sientan perfectamente justificados de oficialmente ingresar a rebuscar una casa tranquila.
Musharaff Khan, que respondió a la llamada del timbre de la puerta, habría tenido poco más de veinte años en ese momento, y podemos pensar por un momento en su dilema. Sin duda, los policías fueron muy insistentes y no aceptarían la negación de un simple “niño” indio, pero Musharaff se crió en otra cultura, en la que un hermano mayor tenía el estatus de gurú, especialmente cuando era tan desarrollado espiritualmente, y perturbar su meditación era impensable.
Y también podemos aprender algo de la reacción del Maestro a la intrusión. Su hermano llamó durante mucho tiempo y no obtuvo respuesta, por lo que Hazrat Inayat estaba, evidentemente, profundamente retirado del mundo. ¡Si tan solo nuestras propias meditaciones fueran tan profundas! Quizás esto sea, en una pequeña parte, un tributo a los años de práctica del Murshid en India, donde uno nunca parece estar solo, y si uno quiere experimentar la vida interior, simplemente debe aprender a ignorar lo externo. Pero también fue, por supuesto, sumamente dotado y bendecido, como nos muestra la reacción de los policías.
Y finalmente, pensemos por un momento en los policías. No sabemos nada de ellos personalmente, pero ellos agacharon la cabeza y luego besaron la mano del Maestro después de que los bendijo, lo que demuestra que, en aquellos días, el mundo aún conservaba algún concepto del ideal. Creemos que hemos evolucionado, pero hoy es difícil imaginar que un policía occidental reaccione de esta manera.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui