Razonamiento adaptable
Las historias Sufis, especialmente aquellas que involucran al Mulá Nasrudín, son a menudo como una de aquellas piedras de forma inusual que encontramos a veces en la playa. La piedra atrae nuestra atención, y cuando la sostenemos en nuestra mano y la giramos, parece en cierto momento como si se pareciera a algo, ¿un corazón?, ¿la cabeza de un perro?, pero cuando la giramos de nuevo, ha cambiado, y ahora parece otra cosa. Al final, tal vez la ponemos en nuestro bolsillo, donde nuestros dedos la vuelven a visitar de vez en cuando, intrigados por su forma.
El cuento del Mulá comprando ropa, publicado aquí, es un ejemplo. ¿Nos está mostrando que el Mulá no tiene conocimiento del comercio? ¿Es tan poco mundano? ¿Realmente supone que la nueva chaqueta ahora le pertenece, sin haberle dado un centavo al comerciante? ¿O es el Mulá más listo que inteligente, un astuto manipulador que habla rápido y se empeña en engañar al comerciante con sus mercancías?
Ambas interpretaciones son plausibles, por supuesto, pero la historia también puede tomarse como una ilustración de la facilidad con la que adaptamos nuestro razonamiento a nuestros propios intereses. Estamos vigilantes cuando se trata de detectar las faltas de los demás; vemos sus pre-conceptos y sus pre-juicios claramente. Pero somos (normalmente) mucho menos exigentes con nosotros mismos.
Hazrat Inayat Khan nos enseña que esta visión asimétrica se debe a nuestra conciencia, de hecho a nuestra absorción total en nuestros propias razones e intenciones, y nuestra ceguera hacia las intenciones de los demás. Si sucede que decimos algo que ofende a otro, bueno, “sabemos” que no pretendemos ofender a nadie, y tal vez concluyamos que la otra persona simplemente está exagerando. Por otro lado, si alguien nos ofende, nuestro primer pensamiento es que ellos seguramente debieron haberlo sabido.
El clamor del mundo en este momento es por justicia, y ciertamente hay mucha injusticia que debe ser corregida. Debemos comenzar, sin embargo, a aprender por nosotros mismos a ser justos. Si no somos capaces de gobernarnos de forma justa y equitativa, no debería sorprendernos si el mundo que nos rodea no es mejor.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.
Gracias Nawab, siempre es sobre uno mismo, cuánto hay que trabajar!