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Nuestra actitud Inner Call Podcast # 133
“Actitud” es una palabra que recibe una atención especial de Hazrat Inayat Khan. En el Gayan Boulas por ejemplo, él dice, “No es nuestra situación en la vida, sino nuestra actitud ante la vida lo que nos hace felices o infelices”. Pero ¿qué entendemos por “actitud”?
Hay un aspecto físico de la actitud, por supuesto, en el sentido de la postura corporal, y eso podría hacernos pensar en la ciencia del hatha yoga, en la que se mantienen varios asanas (posturas) por sus efectos en nuestra salud física y mental. Y aunque no tengamos una esterilla de yoga, sabemos que sentarse recto, estar erguido e inclinarse, por ejemplo, influyen en nuestra consciencia.
Pero la actitud de la que Hazrat Inayat habla no es simplemente cómo sostenemos nuestro ser físico, sino cómo pensamos acerca de la vida, cómo mantenemos nuestro ser interior en relación con el flujo de los acontecimientos que nos rodean. Podemos, por ejemplo, ser pasivos o combativos, pesimistas u optimistas, sombríos o alegres, podemos tener una actitud de desaliento o de esperanza.
La razón de su importancia es que nuestra actitud condiciona nuestra experiencia. En sus conferencias sobre la intoxicación de la vida, cuya conclusión se publicó en el Inner Call del 15 de julio de 2021, Hazrat Inayat Khan nos dice que el vino que bebemos se convierte en nuestro mundo: si bebemos el vino del fracaso, no experimentaremos nada más que el fracaso; si bebemos el vino de la esperanza, habrá una estrella de esperanza que nos guiará siempre por la vida.
Es fácil observar esto en los demás. Seguramente todos conocemos al menos a un pesimista cuyas expectativas negativas se ven constantemente confirmadas por una dificultad tras otra, y quizás también a una persona amable que encuentra fácilmente la bondad en el mundo que le rodea. Lo que es más difícil es reconocer nuestras propias actitudes, ya que son hábitos de pensamiento ya establecidos en los que rara vez reparamos o nos cuestionamos.
Hasta que no toquemos el punto místico de la sobriedad, que no es tan fácil de encontrar, siempre veremos la vida a través del velo de una actitud – pero si podemos aprender a ver nuestras actitudes, podemos esforzarnos por modificarlas, por hacerlas más útiles. Como ejemplo para guiarnos, podríamos tomar las palabras de la oración Salat, dirigidas al Mensajero: “¡Tú, cuyo corazón constantemente asciende!”.
¿Podría haber una actitud mejor que la de ir siempre hacia arriba? Como todo niño pequeño sabe, es una actitud que seguramente inspirará al padre amoroso a levantarnos y sostenernos cerca de su corazón.
Traducido por Inam Anda