Hazrat Inayat: Logro y sabiduría
El entorno ayuda hacia el cumplimiento del objeto deseado. Las cosas que te rodean en casa, la ropa que usas, la comida que comes, la gente que frecuentas, todas estas cosas tienen un efecto sobre tu vida. Ni en broma pienses, hables o actúes en contra del objeto que tienes a la vista, porque tendrá un efecto sicológico errado y desvalorizador. Uno debería constantemente pensar en el objeto que desea con esperanza y confianza, e incluso soñarlo. Y, en verdad, ningún sueño se perdería si es una expresión del objeto deseado. Porque es, primero que nada, el deseo el que da lugar al sueño, y cada deseo, si se sostiene en la mente, algún día, de alguna forma se realizará. La constancia en sostener un objeto hasta su logro es lo más necesario. Pero luego de conseguirlo uno no debe aferrarse al hábito formado así. Uno debe poder pasar de un objeto a otro una vez que el deseo se ha conseguido. Una persona que desea un objeto es más pequeña que el objeto, pero cuando lo consigue, ella y el objeto son iguales. Cuando se aferra al logro del objeto, está por debajo del objeto, pero cuando renuncia al objeto adquirido, se eleva por encima de él. Es entonces que puede llamarse el amo de su objeto.
El sentido común es necesario en el sendero del logro, pero no hasta tal punto en que la razón pueda dominar y guiar la voluntad. La voluntad, en acción, debe guiar a la razón, mientras que, si se permite a la razón guiar a la voluntad, la voluntad muchas veces se paraliza. Pero cuando, en cooperación la voluntad lidera a la razón, entonces el camino del logro es iluminado. La tarea del sentido común en la vía del logro es realmente hacerle a uno entender y comprender el verdadero significado y objeto del deseo: ¿realmente soy digno de recibir esto? ¿en verdad lo merezco? ¿puedo mantener el propósito del objeto cuando lo haya conseguido? ¿puede el objeto ser digno de mi búsqueda? ¿ seré capaz de superar la prueba que el objeto requiere?
En la vía del logro, muchos pierden su camino y se extravían, especialmente aquellos que no tienen consideración. Existen objetos que no traen más que perjuicios, y hay muchos en el mundo que jamás dejan de pensar en el daño hacia otros, mientras creen que ellos están a salvo. Pero como la misma naturaleza del mundo es dar y recibir, y como cada acción tiene su reacción, y como cada causa tiene su propio efecto similar, ¿cómo puede uno realmente pensar que puede estar a salvo causando daño a otros? A menudo, en muchos logros a lo largo de la vida se encuentra un beneficio para uno a través de una pérdida para otro. Y, por tanto, vemos que en la vida sube y baja, como una balanza. Y es una cuestión de tiempo y experiencia, y a menudo se encuentra que una ganancia momentánea es más desastrosa que lo que habría sido la pérdida. Por eso, los sabios tienen una ganancia mayor como su objeto a lo largo de la vida que los objetos del sentido del hombre promedio, que siempre está buscando la ganancia transitoria. Los sabios por tanto, fijan sus ojos en ese logro divino, ese ideal divino, que es el mejor objeto posible, y al lograr el objeto disfrutan dicha eterna.
Traducido por Baasit Patricio Carrillo
Qué oportuno. Muchas gracias Baasit y Murshid Nawab