Hazrat Inayat: Awakening to the King Within (Spanish version)

Hazrat Inayat: Despertar hacia el Rey Interior

El ideal de Dios debería servir para despertar a Dios en el alma, para que pueda reconocer Su Realeza. Esto es lo que se sugiere en la oración de Cristo, donde se dice: “Venga a nosotros Tu Reino, hágase Tu voluntad”. Es a través de este reconocimiento que el reino de Dios llega, y lo que sigue entonces es que Su voluntad se hace. Pero cuando una persona no sabe quién es el rey, no sabe que es el reino.

Los reinos de la tierra fueron establecidos, desde los tiempos en que el hombre evolucionó como para comprender sus asuntos, es allí donde el hombre aprendió la primera lección, donde primero supo lo que significa un rey, lo que significa un reino, quien es el superior y el juez de todos quienes merecen honor y respeto, quien posee un tesoro en el reino; quien es como una madre y un padre de sus súbditos. Una vez que esto se aprendió, se le dio a la gente educación para comprender lo que significa un reino, como un niño, luego de jugar con sus muñecas, empieza a comprender los cuidados del hogar.

El siguiente paso en el sendero espiritual se dio cuando la jerarquía espiritual fue reconocida. El profeta o el sumo sacerdote fue reconocido, representando la cabeza espiritual. Luego hubo la jerarquía, y de esta manera se dio el siguiente paso, al darse cuenta de que no son los ambientes externos, dinero y posesiones, los que hacen a un rey, sino que es el reconocimiento espiritual lo que hace a una persona más grande que un rey con todos sus entornos de realeza. Y esto fue comprobado por las personas cuando el rey, que era aceptado como el principal y la cabeza de la comunidad, fue con la cabeza inclinada ante el sumo sacerdote, y se arrodillo en el lugar de oración. Esto dio la siguiente lección, de que la realeza no está en la riqueza externa sino en la espiritualidad, que incluso el rey se detiene humildemente ante la puerta del hombre que ha reconocido a Dios.

Una vez que este paso fue dado, entonces se dio el tercer paso. Y esto fue ver que el sumo sacerdote – considerado así incluso por el rey – se arrodillo e inclinó su cabeza ante el Señor, Rey de la humanidad, mostrando su grandeza cual polvo frente a Dios, único a quien toda grandeza pertenece. Cuando la grandeza de Dios fue reconocida, Dios fue glorificado y el propósito de la aristocracia se cumplió, porque no era más que un ensayo antes de la batalla. Una vez que el hombre se da cuenta de que es sólo frente a Dios que se debe inclinar, es solamente Dios quien es rico y los demás son pobres, es sólo Dios cuya sabiduría y justicia son perfectas, entonces delante de Él la realeza del rey y la santidad del sumo sacerdote se opacaron; delante de él quedó solo un Rey de reyes, de Él dependía y en Él buscaba refugio en todas las diferentes circunstancias en la vida.

Luego que uno ha dado estos tres pasos hacia la meta, uno encuentra que la meta es bastante diferente del camino que ha tomado para llegar a ella. Y la meta era encontrar las huellas de ese Rey dentro de uno mismo: una chispa de esa luz divina que es la iluminación del propio corazón, un rayo del Sol que es la luz de todo el universo. Y así se desarrolló la auto realización, en la que el alma encontró esa sabiduría, iluminación y paz que era el propósito del ideal de Dios.

Tr. Baasit Patricio Carrillo

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