Hazrat Inayat : Character Building pt IV (Spanish version)

Hazrat Inayat : La construcción del carácter pt IV 

Hazrat Inayat Khan explica aquí que cuando construimos un puente con otros, estamos preparando el ​​puente que nos unirá a Dios. La publicación anterior está aquí. 

Algo muy importante en la construcción del carácter es tomar conciencia de nuestra relación, obligación y deber para con cada persona en el mundo, y no mezclar ese vínculo y conexión que se establece entre uno mismo y el otro con una tercera persona. Debemos considerar que todo lo que se nos confía de parte de cualquier persona en la vida es la confianza de uno, y debemos saber que ser fiel a la confianza de cualquier persona en el mundo es nuestra obligación sagrada. De esta forma, se establece una conexión armoniosa con todos; y es la armonía que sintoniza el alma con el infinito. 

Se requiere un arduo estudio de la naturaleza humana y tacto, para mantenerse en términos armoniosos con todos en la vida. Si tenemos una admiración por alguien, o un resentimiento hacia alguien, es mejor expresarlo directamente en lugar de mezclarlo con muchas conexiones y relaciones en el mundo. Sin considerar a los amigos, incluso con simples conocidos es necesaria tal consideración, para preservar cuidadosamente ese hilo delgado que une a dos almas en toda relación o capacidad.   

En el lenguaje de los hindúes, Dharma significa religión. Pero el significado literal de esta palabra es deber. Esto sugiere que la relación que tenemos con cada persona en el mundo es nuestra religión.  Mantener el secreto de nuestro amigo, nuestro conocido, incluso de quien por un tiempo hemos estado decepcionados, es la obligación más sagrada. Entonces aquel que se dé cuenta de su religión, jamás consideraría que esté bien decir a otra persona cualquier ofensa o daño que haya recibido de su amigo. 

Así se aprende la abnegación; no siempre ayunando y retirándose al desierto. Un hombre concienzudo en su deber y en sus obligaciones para con sus amigos es más piadoso que alguien sentado en soledad. El que está en soledad no sirve a Dios, sólo se ayuda a sí mismo gozando del placer de la soledad; pero el que prueba ser digno de confianza para cada alma que encuentra, y considera sus relaciones y conexiones, pequeñas o grandes, como algo sagrado, ciertamente observa la ley espiritual de esa religión que es la religión de todas las religiones. 

¿Errores? Todo el mundo tiene defectos. Uno mismo, el amigo de uno y el enemigo de uno están todos sujetos a cometer errores. El que desea que sus propias faltas no sean descubiertas, necesariamente debe considerar lo mismo para los demás con los que se encuentra. El que sabe cuál es la relación de amistad entre un alma y otra, la ternura de esa unión, su delicadeza, su belleza y su sacralidad, puede gozar de la vida en su plenitud, porque está vivo; y de esta manera debe algún día comunicarse con Dios. Porque es el mismo puente que conecta dos almas en el mundo, que, una vez construido, se convierte en el camino hacia Dios. No hay mayor virtud en este mundo que mostrarse amable y confiable con el amigo, digno de su confianza. La diferencia entre el alma vieja y el alma joven se encuentra en este principio particular. El alma joven sólo se conoce a sí misma y lo que quiere, absorta en sus propios placeres y disgustos y obsesionada por sus cambiantes estados de ánimo. El alma vieja considera su relación con cada alma; observa con atención su obligación hacia todos los que conoce en el mundo. Cubre sus heridas, si las tiene, de la vista de los demás, y soporta todas las cosas para cumplir con su deber lo mejor que puede para con todos en el mundo. 

Continuará… 

Traducido por Darafshan Daniela Anda

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