Hazrat Inayat : Character building pt V (Spanish version)

Hazrat Inayat: La Construcción del Carácter parte V

Hazrat Inayat Khan habla ahora de la necesidad de la sutileza de la inteligencia y de la flexibilidad de nuestro ser si queremos desarrollar la sabiduría. La publicación anterior de la serie se encuentra aquí.

La sutileza de la naturaleza es el signo del inteligente. Si una persona toma la dirección correcta hace el bien con esta riqueza de inteligencia, pero una persona que va en la dirección equivocada puede abusar de esta gran facultad. Cuando se compara a alguien que es sutil por naturaleza con la personalidad que carece de ella, es como el río y la montaña. La personalidad sutil es tan flexible como el agua que corre; todo lo que llega ante esa personalidad se refleja en ella tan claramente como la imagen en el agua pura. La personalidad rocosa, sin sutileza, es como una montaña, no refleja nada.

Muchos admiran el lenguaje llano, pero la razón es que carecen de comprensión de la sutileza fina. ¿Pueden todas las cosas ser puestas en palabras? ¿No hay nada más fino, más sutil que las palabras? La persona que sabe leer entre líneas hace un libro de una sola letra. La sutileza de percepción y la sutileza de expresión son los signos del sabio.

El sabio y el tonto se distinguen por la finura de uno y la rigidez del otro. Una persona carente de sutileza quiere que la verdad se convierta en una piedra; pero el sutil convertirá incluso una piedra en verdad.

Para adquirir el conocimiento espiritual, para recibir la inspiración, para preparar el corazón a la revelación interior, hay que procurar que la propia mentalidad sea flexible como el agua y no como una roca; pues cuanto más lejos recorra una persona el camino del misterio de la vida, más sutil tendrá que volverse para percibir y expresar el misterio de la vida. Dios es un misterio, Su conocimiento es un misterio, la vida es un misterio, la naturaleza humana es un misterio; en resumen, la profundidad de todo conocimiento es un misterio, incluso la ciencia o el arte.

Todo lo que es más misterioso es más profundo. Lo que todos los profetas y maestros han hecho en todas las épocas es expresar ese misterio en palabras, en obras, en pensamientos, en sentimientos, pero la mayor parte del misterio lo expresan en silencio. Porque entonces el misterio está en su lugar; bajar el misterio a la tierra es como derribar a un rey al suelo desde su trono; pero dejar que el misterio permanezca en su propio lugar, en las esferas silenciosas, es como rendir homenaje al Rey a quien se debe todo homenaje.

Misterios de la vida aparte, en las pequeñas cosas de la vida cotidiana cuantas menos palabras se utilicen, más provechoso resulta. ¿Crees que más palabras explican más? No, en absoluto. Sólo es nerviosismo por parte de quien quiere decir cien palabras para explicar una cosa que se puede explicar muy bien con dos palabras; y por parte del oyente es falta de inteligencia cuando quiere cien palabras para entender algo que se puede explicar igual de bien con una sola palabra. Muchos piensan que con más palabras se explican mejor las cosas, pero no saben que la mayoría de las veces, por tantas palabras que se pronuncien, son muchos los velos que envuelven la idea. Al final se sale por la misma puerta por la que se entró.

El respeto, la consideración, la reverencia, la bondad, la compasión y la simpatía, el perdón y el agradecimiento, todas estas virtudes pueden adornarse mejor con la sutileza de la expresión. No es necesario bailar en acción de gracias; una palabra de agradecimiento es suficiente. No es necesario gritar con fuerza: “¡Me compadezco de ti, mi querido amigo! No es necesario tocar los tambores y decir: “He perdonado a alguien”. Esas cosas son finas, sutiles; hay que sentirlas; ningún ruido puede expresarlas. El ruido sólo estropea su belleza y les resta valor. En los ideales y pensamientos espirituales, la sutileza es más necesaria que cualquier otra cosa. Si una persona espiritual llevara sus realizaciones al mercado, y discutiera con todos los que se le acercan acerca de sus creencias y descreencias, ¿a dónde iría a parar? 

¿Qué hace que una persona espiritual armonice con todas las personas del mundo? La clave del arte de la conciliación que posee una persona espiritual es la sutileza tanto en la percepción como en la expresión. ¿Es falta de franqueza, es hipocresía ser sutil? En absoluto. Hay muchas personas que son francas, siempre dispuestas a decir la verdad de una manera que es como golpear a otra persona en la cabeza, y que apoyan con orgullo su franqueza diciendo: “No me importa si esto hace que alguien se arrepienta o se enfade, sólo digo la verdad”. Si la verdad es tan dura como un martillo, ¡que nunca se diga la verdad, que nadie en el mundo siga una verdad así!  Entonces, ¿dónde nace esa verdad que da paz, que cura, que reconforta a todos los corazones y almas, esa verdad que eleva el alma, que es creadora de armonía y belleza? Esa verdad nace en la sutileza de la inteligencia en el pensamiento, el habla y la acción, de la finura que trae placer, consuelo, belleza, armonía y paz.

Continuará…

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.


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