Hazrat Inayat: Confesiones pt XVII – Oriente y Occidente 

Hazrat Inayat Khan continúa con sus observaciones sobre la sociedad en Oriente y Occidente, que, aunque realizadas hace más de un siglo, siguen siendo pertinentes para el mundo de hoy. La publicación anterior está aquí. 

El espíritu independiente de Occidente es digno de elogio tanto entre las mujeres como entre los hombres. Su amor por los viajes, la pulcritud y comodidad de sus hogares, y la compañía de hombre y mujer, todo ello es muy loable, y especialmente en la actualidad, cuando en Oriente existen dos extremos, o una gran adoración o la completa subordinación de la mujer. 

“El hombre es recluido en la prisión de la tierra  
para demostrarle que está en la indigencia frente a Dios” 
   – Rumi 

Por otra parte, Occidente debería adoptar la adaptabilidad de Oriente a las circunstancias y su sencillez de vida. En una época en la que la civilización moderna aumenta hasta tal punto las necesidades de la vida artificial, y cuanto más se enriquece un hombre más avaro se vuelve, la lección más digna y necesaria para Occidente es el código oriental de moralidad, que los viajeros europeos suelen pasar por alto debido a su manto de simplicidad. 

La moral oriental ensalza la tolerancia, la renuncia, la seguridad, la fe y la confianza, junto con la inocencia, la satisfacción, la paciencia, la modestia, la compasión, la hospitalidad y un amor por la humanidad que puede llegar incluso a los más altos niveles de abnegación. Estos méritos, aunque se encuentran en todo el mundo, están especialmente idealizados y alcanzan su máxima culminación en Oriente. Si los estudiantes que están ocupados en el intercambio de ideas y formas de pensamiento en ambas partes del mundo pudieran comprender plenamente las verdades anteriores, la Gran Armonía que se profetiza será para todos nosotros en el mañana, ¡seguramente llegaría hoy! 

“El amor es la red de la Verdad” 
   – Abu Said 

La rápida evolución de la vida material parece haber llevado a Occidente a tal punto que su religión parece perdida en su fanatismo y estrechez de miras. Al mismo tiempo, al ser su progreso unilateral, ha aumentado el número de incrédulos. Además de unos pocos creyentes, existen muchos que se interesan por el misticismo, pero sólo movidos por una curiosidad innoble, sin tener absolutamente en cuenta la fe o la creencia, ni a Dios ni al apóstol. Éstos ahondan y bucean constantemente en la mística y en los secretos de los fenómenos, que desean utilizar en lugar de los medios más materialistas para realizar sus fines y aspiraciones mundanas. 

Continuará… 

Traducido por Inam Anda