Hazrat Inayat : Cinco aspectos de la oración
El primer aspecto de la oración es dar gracias a Dios por todas las innumerables bendiciones que se nos otorgan en todo momento del día y la noche, y de las cuales en su mayoría no somos conscientes.
El segundo aspecto de la oración es presentar nuestras faltas ante la ilimitada perfección del Ser divino, y pedir Su perdón. Esto hace al hombre consciente de su pequeñez, de su limitación, y por eso lo hace humilde ante su Dios. Y, al presentar su humildad ante Dios el hombre no pierde ninguna virtud. Solo Dios tiene derecho a exigir completa humildad.
Existe otro aspecto de esta pregunta: a pesar de que la humildad es dolorosa para el orgullo del hombre, la dicha de la humildad no es conocida por el orgulloso. El efecto causado sobre el propio sentimiento de un hombre es como si, por su misma humildad, hubiese abierto las puertas del santuario de Dios que está en el corazón del hombre. Aquel que pide perdón a su amigo siente una alegría que el amigo no conoce. Y no debe olvidarse que no es el orgullo el que da alegría sino la humildad, que da una alegría especial. Se dice que el maharajá de Udaipur estaba de luto por la partida de su madre, y que por mucho tiempo su dolor fue tan grande que no podía superarlo. Sus ministros y amigos trataban de consolarlo diciéndole lo afortunado que era, lo grandes que eran su influencia y poder. Él respondió, ‘Sí, es verdad. Pero una cosa me entristece. Tengo a todos para que se inclinen ante mí, para que me abran paso, para que me saluden, me obedezcan; pero había una, cuando entraba yo al palacio, ante quien yo podía ser humilde. ¡Mi madre era la persona ante quien yo podía ser humilde, y no puedo explicarles la dicha que esto era para mí!”
La humildad tiene varias formas, y estas se observan de acuerdo a las costumbres de distintos pueblos. Existe toda clase de forma de respeto, hacia los padres, profesores o maestros; pero después de examinar y estudiar la vida al detalle, encontramos que es sólo para Dios que se dirigen todas las formas de respeto. Esta es la lección que las varias religiones han enseñado a los diferentes pueblos según sus necesidades.
El tercer aspecto de la oración es contarle a Dios nuestras dificultades y problemas, y pedirle lo que necesitamos y deseamos. Y, ¿quién más merece esta confianza sino Dios? Es cierto que tenemos relaciones y amigos que nos aman y desean ayudarnos; pero sólo son seres humanos que viajan en el mismo bote en el mismo mar, sujetos a todas las mismas dificultades y necesidades. El hombre sólo puede recibir ayuda del hombre hasta cierto punto. Mientras más estudiamos la naturaleza humana, más sentimos la inclinación a traer nuestros problemas, dificultades y penas sólo ante Dios, y esta es una parte de lo que se enseña en forma de oración.
El cuarto aspecto de la oración es como el llamado del amante al bienamado. Sin duda esta es una forma más elevada; y para ser capaz de orar de esta manera, el hombre necesita elevarse por encima del nivel ordinario de la vida. Así como es difícil para un ser humano amar al hombre, al que ve, es aún más difícil amar a Dios, a quien nunca ha visto. Amar al prójimo, sí; pero no todos son capaces de amar lo que no tiene forma, el ideal de Dios, y evolucionar a partir de la lección del amor. Pues en este amor no existen las decepciones, y sólo el amor de Dios puede satisfacer el deseo del alma humana, y todas las demás formas de amor son sólo pasos que llevan al amor de Dios. Pero ¿quién puede explicar el amor de Dios a quien nunca lo haya sentido? Dios es el ideal perfecto. Su amor es el amor perfecto. Existe amor de la pareja, de los padres, de los amigos, de los hijos, pero en el amor de Dios se combinan todos. Por eso su dicha es perfecta. El amor de Dios vive y dura por siempre y es el amor del verdadero Bienamado.
El quinto aspecto de la oración es conocer a Dios, y de esta manera acercarse a Dios. Este es el verdadero significado de la expresión ‘ser uno solo’, que significa unión completa. No se puede aprender; es una tendencia natural; es la atracción del alma a Dios. Es como el polo negativo del cable eléctrico, que es atraído hacia el positivo. Significa que la felicidad del hombre depende de su proximidad a Dios, y esto también se ha enseñado en la forma de oración.
Son estos cinco aspectos de la oración los que constituyen la forma del culto religioso. Toda religión, en cualquier tiempo o país, ha entregado la oración como su método. Pero el hombre siempre ha mostrado su naturaleza infantil. Siempre ha peleado con su vecino porque no reza de la misma forma. El hombre ha tomado la forma externa de la oración. Ha utilizado la forma externa para satisfacer su vanidad y la consecuencia ha sido que, repugnado por este estado de las cosas, ha dejado la oración. Por ejemplo, el protestantismo es, entre otras cosas, una especie de protesta contra la forma católica de oración. Muchas personas, entre las dos, han dejado de orar; y abandonar la oración no es satisfactorio, ya que nada puede remplazarla.
Las condiciones caóticas en la actualidad son causadas por la falta de religión. El alma del hombre necesita de la religión, pero su mente se pelea contra esta. Encontramos que la mayoría de las guerras en la historia han sido causadas por disputas acerca de la religión. En Oriente nadie se atreve a decir que no cree en Dios, mientras que en Occidente existen personas que se enorgullecen de no creer en Dios. Dicen que una fuerza, o fuerzas son el origen de la vida. La mayor tragedia es que el hombre se prive a sí mismo de Dios, porque no pueden existir otros medios para elevarse a una consciencia más elevada.
Pero una mente curiosa preguntará, ‘Si Dios está dentro del hombre, entonces todos nuestros problemas y dificultades, nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia Él y también nuestros errores, son conocidos por Él. Entonces, ¿qué necesidad hay de expresarlas en una oración?’ Es como decir, ‘Porque amo a una persona, ¿por qué he de demostrarlo?’ La expresión es la naturaleza de la vida. Cuando cada parte de la mente y el cuerpo del hombre expresa sus sentimientos, sus pensamientos, sus aspiraciones, entonces produce su efecto completo. Y no hay duda de que el hecho de reunirnos en oración hace que el efecto sea aún mayor. Las bendiciones que uno puede recibir a partir de la oración se multiplican por mil cuando se reciben por unos pocos unidos por el mismo pensamiento y orando juntos. Y en cuanto al efecto psicológico, el mundo puede describirse como un domo en el que cada palabra que se dice resuena. A través de la resonancia en este domo, se produce un eco, y lo que llega, llega como la respuesta de Dios.
La pregunta de si Dios tiene tiempo para prestar atención a nuestras oraciones es respondida por el místico, quien dice que es a través del hombre mismo que Dios escucha su oración. En el Oriente la cabeza del hombre se llama el domo de Dios, lo que significa que contiene el secreto más grande y es también el lugar más elevado; pues externamente es la cabeza la que representa la morada eterna. Como se dice en las escrituras, Dios ha creado al hombre a Su propia imagen.
Traducido por Darafshan Daniela Anda