Hazrat Inayat: Iniciación parte VI
Esta publicación continúa con la exploración de Hazrat Inayat Khan sobre el tema esencial de la iniciación. El artículo anterior de la serie puede ser encontrado aquí.
Puede surgir la pregunta de si es deseable para toda alma recibir la iniciación. La palabra “iniciación”, y la palabra asociada “iniciativa” sugieren avanzar hacia delante, entonces la respuesta es que el progreso es vida, y quedarse quieto es la muerte. Cualquiera que sea nuestro grado de evolución, siempre es recomendable avanzar, ya sea en los negocios o en una profesión, en la sociedad o en la vida política, en la religión o en el desarrollo espiritual.
Sin duda hay un peligro en ser demasiado entusiasta. La naturaleza que es demasiado entusiasta puede, quizás, en lugar de beneficiarse, hacerse daño en cualquier aspecto que se pueda encontrar, en el aspecto mundano o en el aspecto espiritual. Para todo hay un tiempo, y la paciencia es necesaria en toda lucha. Un cocinero puede quemar la comida al ponerle más fuego para cocinarla más rápido, y esta regla se aplica en todas las cosas. En el caso de los niños pequeños, los padres suelen estar ansiosos y entusiasmados; piensan que sus hijos deben aprender y comprender todas las cosas buenas e interesantes de la tierra. Demasiado entusiasmo no está bien. Debemos dar tiempo a todas las cosas. La primera y más importante lección en la vida es la paciencia; debemos empezar todas las cosas con paciencia.
La Orden Sufí [el trabajo interior del Movimiento Sufí] es principalmente una Escuela esotérica. Hay tres escuelas esotéricas principales conocidas en el Oriente: la Escuela Budista, la Escuela Vedántica, y la Escuela Sufí. Las dos primeras utilizan el ascetismo como el principal medio para el avance espiritual. La peculiaridad de la Escuela Sufí es que utiliza la humanidad como su principal medio para el mismo fin. En la realización de la verdad, la Escuela Sufí no es diferente de la Vedántica o la Budista, pero la sufí presenta la verdad de una manera diferente. Es el mismo marco en el que Jesucristo ha dado su enseñanza.
Sin duda el método de ayudar al desarrollo espiritual por medio de la contemplación y la meditación se utiliza en las tres escuelas, siendo la ciencia de la respiración la base de todas. Pero el sufí piensa que el hombre no fue creado como hombre para vivir la vida de un ángel, ni tampoco fue creado para vivir la vida de un animal. Para la vida de un ángel, fueron creados los ángeles; y para la vida de un animal, existen animales. El sufí piensa que lo primero que necesita el hombre en la vida es demostrar a su propia conciencia hasta qué punto él puede ser humano. No se trata solo de desarrollo espiritual, es la cultura de la humanidad: qué relación mantiene el hombre con su vecino o amigo, con los que dependen de él y con los que lo miran, con los extraños, desconocidos para él; cómo se encuentra con los que son más jóvenes que él y con los mayores, con los que le gustan y con los que le disgustan y lo critican; cómo debería sentir, pensar y actuar a lo largo de la vida, y sin embargo, seguir progresando hacia la meta que es el objetivo de toda alma en el mundo. No es necesario que el sufí busque el desierto para su meditación, ya que puede realizar parte de su trabajo en medio de la vida mundana. El sufí no necesita probarse a sí mismo como sufí por su extraordinario poder, por hacer maravillas o por una manifestación o declaración espiritual excepcional. Un sufí puede demostrar a su propia conciencia que es sufí observando su propia vida, en medio de las luchas de este mundo.
Hay algunos que están contentos con una creencia enseñada en la casa o en la iglesia. Están contentos, y pueden descansar en esa etapa de realización en la que están contentos hasta que nazca otro impulso en sus corazones para elevarse más alto. El sufí no impone su creencia o pensamientos sobre tales almas. En Oriente hay un dicho que dice que es un gran pecado despertar a quien esté profundamente dormido. Este dicho se puede entender simbólicamente: que hay muchos en este mundo que trabajan y hacen cosas y, aún así, están dormidos; externamente parecen despiertos, pero interiormente están dormidos. El sufí considera que es un crimen despertarlos, porque dormir un poco es bueno para su salud. El trabajo del sufí es dar una mano a aquellos que han dormido lo suficiente, y que ahora empiezan a agitarse en su sueño, a darse la vuelta. Y es esa clase de ayuda la que es la verdadera iniciación.
Continuará…
Traducido por Yaqin, Rodrigo Esteban Anda