Hazrat Inayat: Interés e Indiferencia pt V
Con esta entrega, Hazrat Inayat Khan concluye su enseñanza sobre el interés y la indiferencia. En el segundo párrafo se refiere a un “majzub”, una persona tan perdida en la conciencia Divina que la vida ordinaria carece de sentido, y de quien a menudo se cree que está loca. La publicación anterior de la serie está aquí.
Además, existe la etapa de la indiferencia, en la que incluso el rango y la posición, el honor y el poder no importan demasiado, pues todos ellos son también falsas pretensiones. Para ocupar una determinada posición, uno tiene que privar a otros de ella, pero cuando una posición o rango ya no hace ninguna diferencia, entonces uno ha alcanzado una etapa aún más alta. Y cuando uno llega a la etapa en la que ni siquiera el paraíso tiene ya atractivo para uno, cuando uno está dispuesto a afrontar lo que le depare el más allá, entonces el punto de vista se convierte en el punto de vista del sabio, del maestro.
Un gran poeta persa ha dicho: “Sé amigo por dentro e indiferente por fuera”. Esta manera es muy apropiada y sin embargo muy rara. Es realmente la manera del majzub, pero uno no necesita ir tan lejos como el majzub para encontrar esta manera. Muy a menudo se encuentra entre amigos y parientes. Puede haber un padre lleno de afecto por sus hijos, con gran bondad y amor, pero sin ninguna expresión externa de ello. Nunca se expresa en una forma que uno reconozca. A menudo uno encuentra esta manera también entre los amigos, que pueden sentir una gran amistad y calidez, pero sin embargo, nunca es evidente.
La pregunta que surge es: ¿cómo se puede aprender la indiferencia? Aprendiendo el interés. Si en nuestra vida no aprendemos el interés, no podemos aprender la indiferencia. Una persona que nace sin interés en la vida es solo un idiota. El niño que no se aferra al juguete que tiene en las manos no promete ningún progreso. Es natural que el niño se aferre al juguete y lo reclame como suyo. Esa es la primera lección que debe aprender. Es normal que un niño diga que el juguete le pertenece y se aferre a él. De ese modo se desarrolla el interés, el interés por el propio bienestar y por el propio progreso en la vida, de modo que uno pueda cumplir su propósito en la vida. Todo esto es natural y normal. Lo que desarrolla el carácter es el interés por los demás, por sus asuntos, por los que uno ama y quiere.
Por interés en las cosas del mundo se ayuda al mundo. Por interés uno contribuye con su servicio al mundo. Si uno no tuviera interés no lo haría, no prestaría servicio a la nación o a la causa del mundo.
La evolución avanza paso a paso, sin prisas. La indiferencia se alcanza desarrollando el interés, y desarrollando el discernimiento en el propio interés. En lugar de retroceder, hay que avanzar en el propio interés. Entonces uno se dará cuenta de que un manantial surgirá naturalmente en su corazón. Cuando el corazón ha tocado el cenit en el camino del interés, entonces la fuente del interés se romperá gradualmente, y cuando esto suceda, uno debe seguir esta tendencia, para que al final uno pueda saber lo que significa el interés, y lo que significa la indiferencia.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jauregui