Hazrat Inayat Khan: La libertad del alma. pt V
Continuando con la serie de la libertad del alma, Hazrat Inayat Khan contrasta aquí la libertad que buscamos con el lamentable encarcelamiento causado por la autoafirmación, y también explica el habitual encanto de “la tragedia”. La publicación anterior de la serie puede encontrarse aquí.
En todas las épocas, profetas y maestros, pensadores y filósofos, han enseñado que el fin último de la filosofía y el misticismo es obtener la libertad del alma. Esta verdad se descubre en muchas ceremonias diferentes, leyendas sagradas y filosofías. Cualquiera que sea el anhelo del hombre en la vida, cualquiera que sea la búsqueda de su vida, cualquiera que sea el objetivo a alcanzar, detrás de todo hay una sola búsqueda y es el ansia del alma de llegar a ser libre de toda esclavitud. El hombre no quiere pensar en lo que lo hará libre cuando está absorto en obtener cosas en la vida; él no le brinda un pensamiento a la libertad, sino solo a aquello que persigue en ese momento. Quizás si él pensara en la condición real de la vida, se volvería diferente, su actitud cambiaría, su perspectiva sería más amplia, y no le daría tanta importancia a las cosas que usualmente considera importantes.
Si nos preguntamos qué clase de cautiverio es, la respuesta es que, para una araña, los finos hilos de la telaraña son un cautiverio, y para un elefante, las cadenas de hierro son un cautiverio. Mientras más fuerte es una persona, mayor el cautiverio; cuanto mayor el poder que tiene, mayores son sus dificultades; cuanto más fuerte es el alma, más pesada es la carga que tiene que llevar. Por lo tanto, en cautiverio todos somos iguales. Cuando una persona mira solo la superficie, parece como si uno tuviese una vida fácil y otro tuviese que esforzarse todo el día; como si uno tuviese una vida alegre y otro fuese miserable. Pero eso es lo externo. Cuando observamos profundamente la vida, de una forma u otra, si una persona se ve alegre o triste, siempre hay algún cautiverio escondido allí. No lo sabemos. Para entender la situación de su vida, no es suficiente dar un vistazo a las personas desde el exterior. Solo vemos a los prisioneros; si viéramos las prisiones nos horrorizaríamos.
He conocido un sinnúmero de personas que no saben que quieren hacer la próxima semana, solo piensan en el hoy. La vida se está volviendo incierta y su carga más grade. Dicen que estamos progresando – pero ¿hacia dónde? ¿libertad? No, hacia el cautiverio. Una carga más y más grande de obligaciones y responsabilidades se pone sobre nuestros hombros. Quizás sea peor en Occidente, quizás sea peor en Oriente; pero la causa de todo esto es la falta de comprensión de la libertad. Uno debe mirar en otra dirección para ver el sol o la luna; no debemos mirar hacia la tierra. Cómo morir antes de la muerte es algo que el hombre de hoy no conoce; y no le interesa conocer. Actualmente, el tema central de la vida es la autoafirmación. Cuando una persona habla de sí misma, quiere hacerse diez veces más importante de lo que es. No puede evitarlo; si no lo hace así, los otros no entenderán. Incluso escuché a un hombre decirle a otro: “Tu modestia es tu mayor desgracia”.
Todo hombre tiene que autoafirmarse, protegiendo sus intereses continuamente para vivir. Hay muchos que se esfuerzan de la mañana a la noche, cuidando sus propios intereses, y sin pensar en nada más. ¿Y para qué es todo esto? Para existir. Pero incluso los gérmenes y las larvas existen y ¡disfrutan la vida mucho mejor! Las aves vuelan por el aire y son muy felices; pero el hombre llena su corazón con miles de problemas, haciendo sus responsabilidades más y más grandes. Y al final no gana nada; su salud se deteriora, su espíritu queda destrozado. Ya no sabe dónde está ni donde está su espíritu; y si no tiene nada aquí, no tiene nada en el más allá. Muchos mueren sin siquiera haber pensado una vez en el lado profundo de la vida. No es que no les importara; sino que no pudieron encontrar un tiempo para eso; tenían mucho que hacer en la vida.
Uno podría preguntarse, ¿por qué esta condición es tan trágica, por qué no se puede mejorar? La respuesta es que es natural. ¿Qué es el hombre? Es un proceso; la manifestación es un proceso a través del cual el espíritu pasa de una condición a otra, de un polo al otro. Y a lo largo de todo este proceso, el espíritu intenta encontrase a sí mismo. En ese proceso, primero pierde su libertad; la libertad se pierde para llegar a ser libre. Esa es la tragedia. Sin embargo, al final hay felicidad, porque la totalidad de la creación fue destinada al cumplimiento de ese objetivo.
A toda alma pensante, a todo corazón que siente, la tragedia le atrae. ¿Por qué? Convertirse en tragedia es avanzar continuamente. Al hombre le gustaría alejarse de la tragedia, pero su atracción hacia ella hace que el alma este siempre en esa condición; es anhelo de libertad, aunque no lo sabe.
La percepción más alta de libertad llega cuando una persona se ha liberado del falso ego, cuando ya no es lo que era. Todas las diferentes formas de libertad darán una sensación momentánea de ser libre, pero la verdadera libertad está en nuestro interior. Cuando nuestra alma es libre, no hay nada en el mundo que nos ate; en todas partes respiraremos libertad, en el cielo y en la tierra.
Continuará…
Traducido por Inam Anda