Hazrat Inayat : Mensaje y Mensajero parte XII
Después de la minuciosa explicación de Hazrat Inayat Khan sobre el significado, necesidad y propósito del Mensaje y el papel del Mensajero en traerlo a la humanidad, concluimos esta serie con un breve resumen de lo que podríamos entender como la forma Sufi del mensaje. La publicación anterior de la serie se puede encontrar aquí.
Muy a menudo el mensaje Sufi, en su forma de beneficencia, es tomado como lo que hoy en día se llama pacifismo, y aquellos que no están a favor de la idea del pacifismo dicen que significa paz a cualquier precio. El Sufismo no enseña eso. El Sufismo no significa bondad, amabilidad o piedad; el Sufismo significa sabiduría. Todas las cosas en la vida son materiales con los que la sabiduría puede trabajar, y la sabiduría no puede ser restringida a ningún principio. Entre los Sufis ha habido grandes almas que fueron reyes, y otros que estuvieron en la posición de mendigos, santos, obreros, comandantes, generales, hombres de negocios, estadistas o profetas; y en todas las épocas los Sufis han practicado el Sufismo en todos los ámbitos de la vida. Esto demuestra que nadie puede señalar una creencia o principio en particular y decir que es una doctrina Sufi.
En la música hay dos cosas: el sonido y las notas. Las notas indican el grado del sonido, pero el sonido puede ser todas las notas, ninguna nota en particular. Así es con el Sufismo: es todas las creencias y ninguna creencia en particular. No hay ninguna acción que el Sufi llame correcta o incorrecta, ya que cada acción puede convertirse en correcta y también puede convertirse en incorrecta. Depende del uso o abuso de la acción, su capacidad o incapacidad. Lo correcto o lo incorrecto dependen de la actitud y la situación, no de la acción. Esto naturalmente le da al Sufi tolerancia hacia los demás y le hace estar listo para perdonarlos, y no está dispuesto a formar una opinión sobre la acción de otra persona. Esta actitud mantiene al Sufi lejos de decir que la paz es buena o que la guerra es buena. El Sufi preferirá decir que la guerra es buena en tiempos de guerra, y que la paz es buena en tiempos de paz.
Pero, si todas las cosas están bien en su lugar, entonces ¿qué tiene que hacer el Sufismo en la vida? La principal misión del Sufismo es cavar la tierra bajo la cual la luz del alma se ha enterrado. Es lo mismo que la enseñanza de Cristo, que ha dicho que nadie debe ocultar su luz bajo un canasto, y también que uno debe elevar su luz a lo alto.
La condición del mundo de hoy es tal que la humanidad se ha vuelto anormal. El hombre no sólo teme a la maldad sino también a la bondad; el hombre no sólo teme a la guerra sino también a la paz; no sólo está cansado de la enemistad sino también de la amistad; no sólo sospecha de su adversario sino incluso de su propio hermano. Parece que la mente del mundo no sólo está cansada sino también enferma, como si la humanidad hubiera tenido una crisis nerviosa. Individual o colectivamente el hombre no conoce el propósito o la meta de su vida. El mensaje Sufi alerta a la humanidad para que conozca mejor la vida y logre la libertad en la vida; alerta al hombre para que logre lo que considera bueno, justo y deseable; lo alerta para que antes de cada acción observe sus consecuencias estudiando la situación, su propia actitud y el método que debe adoptar.
El Sufismo no sólo guía a los religiosos, místicos o visionarios, sino que el mensaje Sufi da al mundo la religión del día, y eso es hacer de la propia vida una religión, convertir la ocupación o profesión en una religión, hacer del propio ideal un ideal religioso. El objeto del Sufismo es la unión de la vida y la religión, que hasta ahora parecen haberse mantenido separadas. Cuando un hombre va a la iglesia una vez a la semana, y dedica todos los demás días de la semana a sus negocios, ¿cómo puede beneficiarse de la religión? Por lo tanto, la enseñanza del Sufismo es transformar la vida cotidiana en una religión, para que cada acción pueda producir algún fruto espiritual.
El método de reforma del mundo que varias instituciones han adoptado hoy en día no es el método del Movimiento Sufi. Los Sufis creen que, si el mal es contagioso, la bondad debe serlo aún más. La profundidad de cada alma es el bien; cada alma busca el bien, y con el esfuerzo de los individuos que desean hacer el bien en el mundo, se puede hacer mucho, incluso más de lo que una institución materialista puede lograr. No cabe duda de que para el bien general hay problemas políticos y comerciales que resolver; pero eso no debe impedir que los individuos progresen, pues es el progreso individual por el camino espiritual el único que puede lograr la condición deseada en el mundo.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.