Hazrat Inayat: Más acerca de las faltas de otros
En una reciente publicación, Hazrat Inayat Khan hablaba acerca de no preocuparse de las faltas de otros. Tal como ahora, los mureeds de ese tiempo hacían preguntas, tratando de entender como encajar esta enseñanza en la vida diaria, y es evidente que algunos estudiantes tenían dificultad de imaginar la vida sin críticas. Algunos de esos diálogos se presentan a continuación:
P.: Murshid, lo que has dicho ahora, ¿es siempre válido?, ¿cuenta también para buenos amigos?
R. No. Cuando son buenos amigos, entonces hay alguna responsabilidad entre ustedes. Y cuando hay responsabilidad entonces estás facultado para decirle algo al otro. Pero aquellos que critican, no critican a sus amigos, critican a sus enemigos.
P.: ¿Nunca deberíamos decir la verdad cuando es desagradable? ¿Nunca o a veces?
R.: Bueno, dije que cualquier conducta que sea hiriente debe evitarse. Toda acción que haga daño, toda palabra que hiera debe evitarse, aun si le duele a un niño pequeño.
P.: ¿Nunca puede ser bueno?
R.: A veces incluso el cuchillo puede ser bueno en las manos de un cirujano. Pero al mismo tiempo, yo preferiría que la cirugía fuera evitada, y que la medicina pudiera curar. Si se abre un paquete cortando el nudo, puede hacerse. Pero si quisieras guardar la cuerda y el paquete, lo mejor es abrir el nudo. Eso toma tiempo.
P.: Tengo un amigo, un sufí, que yo pienso que no entiende muy bien la idea sufí, y habla y hace propaganda de ella a su manera.
R.: Esto siempre sucederá. Si hay una persona reflexiva entre cien, habrá noventa y nueve que son totalmente lo contrario. Y esta siempre será la dificultad. Pero si vamos y corregimos a esta persona, significa que haremos un gran daño al Movimiento, porque corregirla pudiese tener un efecto que mientras más la corriges, peor se vuelve. Y muchos son así, tan obstinados. El poco daño que él hace no sería tanto como el daño hecho por corregirlo. Mi política en estos casos es solo pasarlo por alto; cualquier impulso que llegue, pasarlo por alto, tomarlo y dejar que el tiempo sea el que lo corrija, y tu paciencia un día lo corregirá.
Pero ahora podrías decir: ¿Hay lugar para el consejo o la sugerencia? Sí. O, si hubiera buena voluntad de su parte, si la persona viniera por sí misma y dijera, “¿Tienes alguna sugerencia?” Deberías esperar por ese momento. O, si es tu amigo tu puedes, no directamente, pero con sutileza hablarle de tal manera que no lo impactes y al mismo tiempo darle tu sugerencia, que talvez él pudo haberlo hecho mejor. O tal vez que tú te lo tomaras para ti, diciendo ‘me ha sucedido algo como eso’, y en tal caso, qué pienso acerca de eso, cómo lo respondería, qué sería lo correcto. De esa manera harías mejor que diciéndole cómo hacerlo. Siempre recuerda esto, aparte de las personas adultas, incluso un niño no quiere aprender. Enseñar a una persona es peor que golpearla. Y el ego humano no puede tolerar ser corregido. Una persona puede no estar en lo correcto, es su error; pero tan pronto como tú comienzas a corregirla, ella hará lo contrario.
Les contaré la historia de Ali que corrigió a una persona. Hay una cierta manera en la mezquita que fue mostrada por el Profeta, y es que las manos deben lavarse de cierta forma para el servicio, y la cara debe lavarse de cierta forma. Entre los musulmanes hay reglas de ablución. Y este joven siempre hacía las abluciones sin considerar esas pequeñas formas que son necesarias. Y Ali estaba junto a él. Entonces Ali, en lugar de decirle “Debes hacerlo de esta forma”, lo mantuvo en su mente, y un día sucedió que este joven estaba cerca de él. Ali dijo, “¿Podrías ayudarme a hacer la ablución?” y el hombre se puso muy contento, pensó, “es un gran privilegio ayudar a Ali”. Por lo tanto tomó el cuenco y se paró en frente de Ali, y Ali hizo las abluciones. Y así este hombre supo cómo hacerlas.
Esto vale para toda persona. Se debe tratar de hacer el mayor esfuerzo para no corregir a nadie, no importa en la posición que te encuentres, guardián, padre, madre, maestro, aun entonces mientras más avances en el camino de la sabiduría, menos te sientes inclinado a corregir a nadie o a enseñar a nadie. La única forma correcta de enseñarle es indirectamente, eso tiene un gran efecto.
P.: Si se detuvieran todas las críticas, ¿no se obstaculizaría el progreso?
R.: Supón una crítica trabajando como un cuchillo que corta la fruta. Pero es igual de bien que otra persona fuera ese cuchillo y no uno mismo. Si uno puede evitar ser ese cuchillo, alguien más puede serlo. No hay nada que siempre haga daño, y talvez en el daño hay siempre algo bueno. Creo que hasta donde tengo experiencia en el trabajo de la enseñanza y en mi propio trabajo, siempre he visto que la culpa y la corrección no siempre son fructíferas. Pienso que uno puede corregir mejor sin corregir, y puede ayudar a una persona sin culpar.
P.: Algunas personas son tan duras que solo son capaces de sentir mediante la crítica.
R.: Sí, pero hay muchos métodos de hacerlo. Puede ser que uno pueda encontrar un método por el cual no lastimará a nadie y todavía hacerlo.
P.: Murshid, para un actor por ejemplo, la crítica es necesaria.
R.: Sí, pero eso es otra cosa. No tiene nada que ver con el principio moral de cada día. Eso es enseñar.
P.: Sí, pero cuando usamos nuestro discernimiento, ¿a veces no podemos criticar abiertamente?
R.: Sí, pero una crítica en silencio es aún mejor. Tal vez aquel que critica en silencio puede inspirar a una persona mejor que aquel que critica abiertamente.
Traducido por Inam Rodrigo Anda