Hazrat Inayat : Mysticism pt I (Spanish version)

Hazrat Inayat: Misticismo, parte I 

El sufismo se describe a menudo como un camino místico, aunque el misticismo es difícil de describir. En la siguiente conferencia Hazrat Inayat Khan nos da luz sobre el tema. 

El misticismo es un medio para alcanzar un fin. El misticismo no es la meta, pero a través de él se llega a la meta. Si me preguntas qué es el Sufismo, si es una filosofía o es misticismo, la respuesta es que es ambas cosas; y aquí me gustaría explicar algo del lado místico del Sufismo. 

El lado místico del Sufismo puede reconocerse como ver y escuchar. Ver más allá de lo que se ve, oír más agudamente lo que se oye; en otras palabras, ver lo que los ojos no pueden ver, oír lo que los oídos no pueden oír. Esta experiencia nos lleva a la realización: ver sin ojos, oír sin oídos. Sin duda, para el místico ver y oír, estas dos palabras, tienen un significado diferente. Cuando decimos “ver” nos referimos a ver a través de los ojos, cuando decimos “oír” nos referimos a oír a través de los oídos; pero para el místico ver no es sólo a través de los ojos, ni oír es sólo a través de los oídos. Es ver incluso sin ojos y oír incluso sin oídos. La palabra inglesa “seer” (vidente) significa alguien que puede ver igualmente bien con o sin ojos. 

Ahora surge la pregunta, si existe tal ver y oír, ¿no sería toda alma muy feliz de alcanzarlo, pues sería como tener alas para volar? ¿Quién no lo sería? Todo el mundo. Y si existe esta posibilidad de oír y ver, ¿por qué no la buscan todos? La razón es que no todo el mundo lo cree, pues sólo se puede alcanzar con la creencia y nunca sin ella. Por lo tanto, es algo que toda alma busca, pero sobre lo que toda alma tiene dudas. Incluso si un alma cree, la cuestión es si tiene suficiente paciencia para seguir adelante, y la paciencia se requiere porque es necesaria una cierta preparación para oír y ver. Porque todo el mundo querría ver y oír, pero si una persona fuera capaz de hacerlo, ¿sería lo suficientemente fuerte como para soportar los inconvenientes? Por ejemplo, ¿qué pasaría si la humanidad, dispuesta como está a criticar a sus semejantes, pudiera ver aún más defectos en ellos? O si un hombre que está absorto en los intereses de la vida ve que un desastre se cierne sobre él, sobre sus seres queridos, ¿será capaz de soportarlo? Si una persona que no puede mantener su propio asesoramiento conociera, mediante este poder, los secretos de sus semejantes, ¡qué cosas terribles no podría hacer! Además, si una persona afectuosa, siempre temerosa de que cualquier daño o perjuicio toque a sus seres queridos, lo viera venir, ¡sus nervios se harían añicos! 

Así nos damos cuenta de que en todas las almas existe la posibilidad de ver y oír, y que todas las almas estarían encantadas de alcanzar este poder, pero al mismo tiempo que no todas las almas están preparadas para tenerlo, ni sería bueno para todas las almas poseerlo. El alimento es para el hambriento. Si uno tiene hambre debe buscar comida. Si uno desea, naturalmente verá más, pero si no lo desea, no importa. Es según el apetito de uno; si hay apetito debe haber comida. Si es un pecado ver más, entonces también es un pecado ver con los ojos. Los ojos se dan para ver con ellos, el alma para ver más allá. Sin embargo, buscar poderes extraordinarios, fenómenos, es retroceder en lugar de avanzar. Si uno prosigue por el camino de la beneficencia todo lo que puede ser se dará. 

Si hay algún secreto en el misticismo, éste es el único. Antes de que una persona haya desarrollado su perspectiva, no debe oír, no debe ver. Por lo tanto, el maestro no da la iniciación para que uno vea y oiga, sino para que cambie su perspectiva. Pero cuando el alumno dice: “Vengo a ver y oír”, el maestro dice: “¡Espera! 

Continuará…. 

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J. 

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