El sábado 15 de mayo de 1926, Hazrat Inayat Khan se dirigió a los mureeds del Centro Sufí de Detroit por última vez. Al día siguiente viajaría a Nueva York y de allí retornaría a casa después de un agotador viaje de unos seis meses. Encontró los Estados Unidos lleno de energía, con mucho interés en los temas espirituales, pero también muy comercial y muy cambiante. No sorprende que en estas últimas palabras en el Centro de Detroit él enfatizara una y otra vez la necesidad de mantenerse constante y seguir firmes en el camino. También podemos sentir un gran amor y esperanza en sus palabras. Y podríamos considerar que si ese “pequeño grupo infantil” de Detroit ya no existe, sólo significa que la antorcha ha pasado a nuestras manos.
Las últimas palabras de Murshid a los mureeds en Detroit:
Bendecidos mureeds,
En vista de que esta es la última noche que estoy aquí y mañana me iré, pensé que era mejor decir unas pocas palabras antes de partir. La primera cosa que quiero decirles es que su ingreso en la Orden Sufi no es solo una membrecía en una sociedad o un grupo de estudio de alguna filosofía. Es más que eso, y mucho más valioso que eso. Puede ser que un día, tarde o temprano, su propio corazón comenzará a hablarles del valor, de la importancia, de la necesidad y el trabajo de la Causa Sufi. Puede ser que haya uno que lo comprenda el momento que se inicia; que haya otro que entiende luego de un mes; tal vez haya otro en cuya alma el significado del Mensaje se desarrollará en un período de un año. Pero llegará el día en que el significado del Mensaje Sufi se desarrolle en tu propia alma. Por lo tanto, no depende de lo que el Mensaje Sufi es, y si yo o alguien más te dice lo que es, no hará diferencia cuando algo de fuera te diga lo que es. Pero cuando tu corazón comience a hablarte, esa es la verdad. Así pues, aquel de quien es el Mensaje, cuando hable contigo de lo que es, tú lo sabrás por ti mismo. No es necesario que nadie te hable acerca de eso.
Aprecio su confianza y entrega en mí, habiendo venido de tan lejos, de una tierra tan lejana, lo aprecio más allá de las palabras y especialmente en este tiempo, cuando hay veinte mil cuestiones del mismo tipo, ya sean ocultas o algo más. Si en medio de todas estas cosas en este mundo, ustedes han tomado seriamente la causa Sufi, en verdad lo aprecio y veo en ello su percepción y reconocimiento de la verdad.
No obstante, entender el verdadero significado del Mensaje tomará tiempo, porque incluso para mi ha tomado tiempo entender su significado. Y aún estoy tratando de entenderlo. Por lo tanto, no pueden desanimarse si no entienden instantáneamente el significado. Pero, al mismo tiempo, si nadie piensa que este es el Mensaje que está destinado a ser entregado a la humanidad, cuyo éxito no es nuestra responsabilidad, no estoy decepcionado. Si nadie lo siguiera, yo seguiría entregándolo con la fortaleza de lo que está detrás del Mensaje, el significado que tiene, y el propósito que debe cumplir.
Para mí, nunca hago ningún reclamo. Para mis amigos o mureeds que creen en mí, mi reclamo es este:, “soy su amigo”, “soy su hermano”, “Soy quien bien les quiere. Su felicidad es mi felicidad, y soy quien siente su dolor”.
Siempre recuerden las palabras que mi murshid dijo: “La amistad en el camino de Dios y la verdad, es la más grande amistad, más grade que cualquier relación y amistad en el mundo”. Me he dado cuenta de eso en mi propia vida; los días felices que he pasado bajo la formación de mi murshid no son comparables con ningún otro momento de mi vida. Y aún ahora que mi maestro ha partido, nunca siento que Murshid está ausente.
Y como estoy partiendo, eso no significa que realmente les dejo. Estoy con ustedes. Si estoy lejos, más cerca estoy de ustedes por la misma razón que desaparezco de su vista. En sus oraciones, prácticas, estudios y meditaciones, sentirán que estoy con ustedes. En sus dificultades y problemas, mis simpatías, oraciones, bendiciones y pensamientos estarán con ustedes. Y en la medida que sean conscientes de ello, lo sentirán y se manifestará a ustedes.
Y ahora sólo tengo que decir que las prácticas que les han sido entregadas son de la mayor importancia en su vida. Deben considerar que en este mundo ustedes están resistiendo, desde la mañana hasta la noche, contra el ataque de la vida mundana. Y lo que necesitan es sus poderes espirituales bien desarrollados y bien conservados. Si no lo hacen, entonces sepan que la lucha es mayor. Y no piensen que cuando no tengan poder, sólo sus enemigos irán contra ustedes, sino sus mejores amigos. Y ese es el poder espiritual para resistir la lucha que la vida mundana les da.
Recuerden que vivimos en medio de la falsedad y ¿Cuánto durará todo de lo que dependemos, la alabanza, el amor, la conexión, el afecto y la simpatía? Durará mientras estén en su estado correcto. Tan pronto como su estado no sea el adecuado, todo desaparecerá, incluso sus amigos.
Recuerden, por lo tanto, que eso es lo primero a considerar: mantenerse a si mismos bien afinados, afinados por las prácticas que les ha dado. Ellas son más valiosas que mil prescripciones dadas por un doctor, porque es mediante la inspiración espiritual que han sido dadas. Nunca piensen, “Decir una cosa tantas veces, ¿es tan importante?” Es de la mayor importancia.
Mis últimas palabras para ustedes son que cuiden que mis enseñanzas no sean discutidas por personas ajenas. La enseñanza secreta que se les da en los manuscritos, será atesorada en sus mentes hasta que dé fruto, hasta que se manifieste por escrito. Después de leer sobre cualquier tema, no hablen acerca de él, no lo discutan, porque puede que no sepan todo sobre él. No hablen sobre las prácticas que se les ha dado, pero háganlas. Si no llega pronto el beneficio, tengan paciencia; vendrá, debe venir. Esta es mi promesa para ustedes.
Este pequeño grupo infantil lo dejo en las manos de cada uno de ustedes. Y ustedes no dejen que mi trabajo y los esfuerzos que he hecho sean en vano. Traten de cultivar esta planta, riéguenla y protéjanla y así demostrarán su sinceridad, su devoción y su fe a Murshid y al Mensaje de Dios. Y ahora diré,
Dios les bendiga.
Traducido por Inam Rodrigo Anda