Hazrat Inayat : Sufi Poetry pt III (Spanish version)

Hazrat Inayat: Poesía Sufi (pt. III) 

Hazrat Inayat Khan pasa a explorar la necesidad de contemplación en la creación de poesía, y también destaca la importancia del equilibrio. La publicación anterior se encuentra aquí. 

No hay duda de que en todas las cosas existe lo real y lo falso, lo crudo y lo maduro. La poesía surge de la tendencia a la contemplación. Un hombre con imaginación no puede retener, no puede moldearlo, no puede desarrollarlo, a menos que tenga esta tendencia contemplativa dentro de él. Cuanto más se contempla, más se es capaz de concebir lo que se percibe. Y no solo eso, sino que después de la contemplación, una persona es capaz de comprender una cierta idea más claramente que si esa idea solo hubiera pasado por su mente. 

El proceso de la contemplación es como el trabajo de la cámara. Cuando la cámara se coloca frente a un objeto determinado y se enfoca correctamente, solo capta ese objeto. Por lo tanto, cuando un objeto está limitado ante ti, puedes ver ese objeto con mayor claridad. Lo que constituye el atractivo del poeta es que les cuenta a sus lectores algo que ha visto detrás de estas ideas generalmente reconocidas. 

El profeta va aún más lejos. Él no solo contempla una idea, sino que puede contemplar cualquier idea. Llega un momento en la vida del profeta, o de cualquiera que contemple, en que cualquier objeto sobre el que fije su mirada se abre y le revela lo que tiene en su corazón. En la historia del mundo vemos que, además de su gran imaginación, sus grandes sueños, su éxtasis y su alegría en la vida divina, los profetas también han sido grandes reformadores, científicos, médicos e incluso estadistas. Esto muestra su equilibrio. Muestra que su desarrollo no es unidimensional. No se convierten simplemente en soñadores o en trance, sino que ambos lados de su personalidad están igualmente desarrollados. 

Este es un ejemplo de Dios en el hombre que los profetas manifiestan. Podemos ver esto en la vida de José. Se nos dice que era tan inocente, tan puro, que fue con sus hermanos, sometiéndose ante ellos, lo que los llevó a traicionarlo. En su relación con Zulaikha, vemos al ser humano, la tendencia a la belleza. Al mismo tiempo, está la pregunta que hace continuamente: “¿Qué estoy haciendo? ¿Qué debo hacer?”. Más tarde en su vida, lo vemos como alguien que conoce el secreto de los sueños, como el místico que interpreta el sueño del rey. Más tarde en su vida, vemos que se convirtió en un ministro, con la administración del país en sus manos, capaz de llevar a cabo el trabajo del estado. 

La espiritualidad se ha alejado mucho de la vida material, y por lo tanto, Dios está lejos de la humanidad. Por lo tanto, no se puede concebir que Dios hable a través de un hombre, a través de alguien como uno mismo. Incluso un hombre religioso que lee la Biblia todos los días tendrá grandes dificultades para entender el verso: “Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”. El mensaje sufí y su misión es llevar esta verdad a la conciencia mundial: que el hombre puede sumergirse tan profundamente dentro de sí mismo hasta que pueda tocar las profundidades donde está unido con toda la vida, con todas las almas, y que, de esa fuente, él pueda extraer armonía, belleza, paz y poder. 

Continuará… 

Traducción de Vadan Juan Camilo Betancur 

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