Hazrat Inayat: The Awakening of the Soul pt IV (Spanish version)

Hazrat Inayat: El despertar del alma pt IV

Con esta publicación, concluimos la larga conferencia dada por Hazrat Inayat Khan en Denver, Colorado, sobre el despertar del alma, que comenzó aquí y continuó aquí y aquí.

Y ahora, llegando a la pregunta, ¿cómo proceder para despertar el alma? En primer lugar, una persona que no tiene hambre no debe comer el alimento; por más delicioso que sea, es mejor que se quede sin comer. Y el que no tiene inclinación por el despertar del alma no debe pensar en ello. Sólo hará el mal en lugar de hacer lo correcto. He visto a muchas personas en el camino espiritual porque es algo nuevo, o por curiosidad, como un pasatiempo. Así como llegó el interés por el deporte, esto también es nuevo. Desde que el gran yogui Vivekananda* expuso sus teorías en la exposición de Chicago, muchos han leído libros sobre yoga. Es como ir a la farmacia y pedir una droga para la espiritualidad. Las personas abusan del ideal más alto al no entenderlo y al volver un capricho algo a lo que aún no han despertado. Pero en el momento en que uno comienza a sentir que “todo el conocimiento que el mundo puede enseñarme no me satisface”, que “estoy sintiendo un continuo deseo en el alma por aprender algo diferente a lo que he aprendido”, es esa persona la que puede comenzar la búsqueda del logro espiritual. Y si no hay esa hambre, esa sed, uno puede mantenerse al margen y usar su tiempo para un mejor provecho en los negocios; puede hacer aquello para lo que está completamente inclinado a lograr en la vida.

Y así, nuevamente en Oriente se encuentra la guía de alguien que ha recorrido este camino. Pero se podría pensar: “¿Cuántos saben si el guía, el maestro, es el correcto o el incorrecto? Podríamos ir a un maestro equivocado y ser desorientados”. Una vez le pregunté a mi propio maestro cuál era la mejor manera de conocer una verdadera personalidad espiritual. Y él dijo: “No hay otro signo de la personalidad espiritual excepto uno; y es la atmósfera que ella crea. Se puede decir algo que no se quiere decir, se puede parecer lo que no es, pero no se puede crear una atmósfera sin ser el espíritu de ésta”. Y entonces dijo nuevamente: “Una persona piadosa no necesita decir el nombre de Dios, pero inspira a Dios en aquellos que entran en contacto con ella”. Por lo tanto, una guía espiritual en el camino es muy necesaria. Pero uno podría pensar: “¿No podríamos aprender por nosotros mismos?” Sí, podemos. Pero al mismo tiempo, no hemos aprendido el idioma nosotros mismos, porque incluso el idioma nos fue enseñado. Todo en el mundo se aprende de una u otra manera. Siempre hay un lugar para un maestro.

La tercera cosa es que la confianza que el alumno en Oriente le da a su maestro no se conoce aquí. Aquí el maestro en el camino espiritual es considerado como un profesor o un doctor. El maestro espiritual es una guía desde lo alto.

Y la cuarta cosa es la concentración de la mente, que es tan importante como una oración o más, porque una oración sin concentración no tiene ningún efecto. Miles están orando, pero si la mente no se concentra, no sirve de nada. La mente tiene una naturaleza tal que apenas te comienzas a concentrar, la mente se vuelve inquieta, quiere volar, porque ya sea que hablemos de la mente o del cuerpo, estos no quieren disciplina. Te puedes sentar quieto inconscientemente durante cinco minutos, pero si piensas en sentarte en una posición, surge un nerviosismo, un deseo de moverse. Ni el cuerpo ni la mente desean disciplina. Por lo tanto, la concentración debe alcanzarse primero para abrir un camino para que el alma despierte.

Y la quinta cosa necesaria es simpatía. La creencia o la adoración a Dios no sirven de nada, hasta que una persona considera en la complacencia de sus semejantes la complacencia de Dios mismo. Quien ofrece oraciones a Dios veinte veces en el día, y hiere el sentimiento de su prójimo, su oración no se concede, porque a Dios le agrada la satisfacción que puedas dar a otro, a través de la consideración, del pensamiento que puedas dar a otro. Si no piensas en el otro, Dios no se complace. El secreto metafísico de esto es que el agrado de todos es el agrado de Dios, porque Dios es todo y todo es Dios. Y al disgustar o herir a la criatura más pequeña del mundo, naturalmente lastimamos a Dios mismo. Es así que Buda dijo: Ahimsa paramo dharma ha: La esencia de la religión es una, la inofensividad. No necesitas cortar o disparar para hacer daño. Una palabra dura puede lastimar a una persona, y al hacerlo estamos violando la ley de la naturaleza. Y por mucho que se desarrolle la concentración y la contemplación, y por mucho que una persona tenga algunas calificaciones, si no hace esta pequeña cosa de considerar más cuidadosamente la satisfacción de su prójimo desde la mañana hasta la noche, no permitirá que su alma despierte. Hacemos nuestras vidas ajetreadas en la búsqueda de sutilezas. La gente desea cualquier cosa que no pueda entender. Dales algunas ideas que tengan que descifrar, algo en qué pensar, entonces es algo que vale la pena. Háblales sobre la gentileza, acerca de la consideración, acerca de ser cuidadoso, entonces ellos dirán, “Eso es muy simple”. Es simple y, sin embargo, no es tan simple cuando se trata de hacerlo. Es la cosa más difícil, más difícil que estudiar, o aprender, o concentrarse, o contemplar. Consideración es la cosa más difícil posible. Si alguna vez esta se despierta en el hombre, entonces la persona empieza a dar su primer paso para convertirse en humano.

Hay dos cosas, amigos. Hay individualidad y personalidad. Frecuentemente las mezclamos. Una persona nace individuo, pero no persona. Él es un ser separado, una entidad, pero no un ser terminado. Es el acabado de la naturaleza humana, es el acabado de la personalidad, lo que se llama espiritualidad.

Dios los bendiga.

*Swami Vivekananda (1863 – 1902) fué un monje Hindú quien fue muy activo en la introducción de la filosofía Vedanta y el yoga en Occidente. Viajó a los Estados Unidos en 1893, donde, entre otras actividades, asistió al “Parlamento de las Religiones”, organizado en conexión con la Feria Mundial de Chicago.

Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.

 

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