Hazrat Inayat : El Desarrollo de la Personalidad parte III
Hazrat Inayat Khan concluye ahora su visión espiritual de la democracia, y luego enfatiza que el desarrollo de la personalidad no es sólo un cumplimiento de nuestras aspiraciones, sino también una forma de poner en práctica todo lo que sufrimos en la vida. La publicación anterior de la serie se encuentra aquí.
Daré un ejemplo de un verdadero sentimiento religioso democrático. El pueblo de Birmania es budista, y es de un tipo maravilloso. Aquí se encuentra la única raza que durante siglos ha creído que no hay religión inferior a la suya. ¡Tan sólo piensa en eso hoy, cuando los seguidores de una religión en particular miran con desprecio a los seguidores de cualquier otra religión! Pero este pueblo dice: “Cualquiera que sea la religión, Cristiana, Musulmana o Judía, no es peor que la nuestra. Tal vez sea incluso mejor”. Esto es algo maravilloso, pero cuando una persona dice: “Nadie es mejor que yo”, eso no es democracia; eso es ir hacia abajo, porque significa cerrar los ojos a lo que es más grande, más elevado, y mejor. Y si no podemos apreciar, no podemos ver, entonces no podemos elevarnos hacia ello. Sólo podemos elevarnos hacia aquello que valoramos y a lo cual aspiramos.
Si, en lugar de decirle a la gente cosas sencillas como ésta, les hablara del poder oculto, del poder psíquico, de la comunicación con los espíritus, de las prácticas de respiración, estarían encantados de escucharme. Pero supongamos que uno no desarrolla la personalidad: ¿qué pasa con la espiritualidad? Un hombre debe ser, en primer lugar, una persona; sólo entonces debería ser espiritual. Si no es una persona, ¿de qué sirve ser espiritual? El hombre nace para cumplir el propósito de su vida; está hecho para ser un hombre, un ser humano, un hombre en el que se puede confiar, un hombre cuya palabra puede ser aceptada, que utiliza el pensamiento y la consideración, al que podemos confiar nuestro secreto; un hombre que bajo todas las condiciones nunca se humillará, que nunca faltará a su palabra, que no engañará ni hará trampas a nadie; un hombre que llevará a cabo lo que ha emprendido. Todas estas cualidades hacen de un hombre un ser humano. Hoy en día nuestra condición es tal que no podemos creer en la palabra de los demás. Tenemos que tener un sello en un contrato. ¿Por qué estamos en ese estado? Porque no estamos evolucionando hacia ese gran ideal que tenían los pueblos antiguos, por eso no podemos confiar unos en otros individualmente, por eso las naciones no pueden confiar unas en otras. Los seres humanos viven sólo para existir día a día, para esforzarse y trabajar por un trozo de pan. Eso es todo. Pero, ¿es todo? Si es sólo para ganar un trozo de pan, no lo hacemos mejor que los perros y los gatos.
Ricos y pobres, todos son desdichados en todos los ámbitos de la vida, porque no hay más que competencia entre individuos, naciones, partidos y comunidades. Hemos hecho nuestra vida desdichada. ¿Para qué estamos aquí? Si sólo hubiéramos nacido para meditar y ser espirituales, entonces sería mejor que nos fuéramos al bosque o a las cuevas de la montaña; entonces no sería necesario permanecer en el mundo. Y si sólo tuviéramos que vivir como los animales, entonces podríamos hacer lo que la gente mundana hace generalmente hoy en día, y no lograríamos nada. Por lo tanto, la primera necesidad para aquellos que buscan la verdad es desarrollar el espíritu de la personalidad. Recuerdo una cita: “Tener oro y joyas, no significa nada; si no se tiene personalidad, no tienen valor; entonces nada es valioso”. La personalidad puede ser más valiosa que la riqueza. Qué extraño es que haya una población tan grande en este mundo y que haya tan pocas personalidades. Es como decía el filósofo griego, que iba con una linterna a la luz del día, y cuando la gente le preguntaba qué estaba buscando, él respondía: “Un ser humano”.
Este tema sólo se ha pasado por alto; no es que el hombre no sea capaz de comprenderlo. El hombre es capaz de hacerlo más que nunca, porque tiene mucho que sufrir. Esta vida, tal como la vivimos, es una vida muy dolorosa. Lo machaca y lo tritura para convertirlo en un hombre mejor. Si pensara en ello, sacaría provecho y se convertiría en una mejor persona. En la antigüedad, la gente era sometida a diferentes penas, pruebas y desafíos. Nosotros hoy no necesitamos hacer esto. Hoy tenemos otras pruebas; no necesitamos buscarlas. ¡Si supiéramos sacar provecho de ellas! En esta época, en la que cada pequeño hueso y trozo de piel de cada animal se utiliza para algo, todavía no aprovechamos la experiencia de nuestra propia vida, que es más preciosa que cualquier otra cosa. Si hay noticias de un pozo de petróleo o de una mina de oro y plata todo el mundo se interesa, pero la gente no se interesa por esta mina de oro y plata, esta mina de joyas y gemas, cuyo cultivo producirá todo lo que se puede producir. No piensan en lo más valioso de todo. Sin embargo, los grandes gurús y maestros de todos los tiempos han puesto mucho énfasis en este punto, que aquellos que desean buscar la verdad deben, sobre todo, dar su pensamiento y su mente al desarrollo de la personalidad.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.