Hazrat Inayat: La Doctrina del Karma
Al concluir esta conferencia sobre la madurez del alma, Hazrat Inayat Khan hace una afirmación que no es fácil de entender: “Y al final del viaje, siempre descubre que ha viajado porque era su destino viajar, y descubre que su punto de partida es el mismo que su objetivo final”. Dejando de lado por el momento la pregunta sobre el viajero que llega al lugar donde comenzó el viaje, a menudo nos desconcierta el destino, que parece opuesto al libre albedrío que creemos que ejercemos. Ese tema se menciona en la siguiente charla sobre la doctrina oriental del karma. Debe recordarse que, cuando se dio esta charla, algunos estudiantes del oeste se tomaron el ‘karma’ como explicación para toda desgracia: ‘¡Oh! ¡Esto sucedió por un error cometido en una vida pasada!’.
En la teología hindú, la doctrina del karma está mucho más enfatizada que en las religiones de Beni Israel. Por la teología hindú no me refiero solo a la vedanta o brahmánica, sino también a la budista; por la religión de Beni Israel, no me refiero solo a la judía, sino también a la cristiana y a la musulmana. Toda la teoría de la filosofía hindú se basa en la doctrina del karma, la moral del Beni Israel también se basa en el karma; la única diferencia es que, por un lado, la moral se basa en el karma, en el otro lado, la filosofía se basa en el karma.
Y ahora, ¿cuál es el significado de la palabra karma? El significado de la palabra karma es acción. Es bastante evidente que lo que uno siembra lo cosecha; el presente es el eco del pasado, el futuro es el reflejo del presente, y por lo tanto, es lógico que el pasado construya el presente y el presente construya el futuro. Sin embargo, en la escuela sufí se habla poco sobre este tema. Y con mucha frecuencia las personas interesadas en la doctrina del karma comienzan a preguntarse: “¿Por qué el sufismo no habla sobre el tema? ¿Se opone a él?”. Y la respuesta es que no se opone para nada a él, pero en la forma en que un sufí lo mira no puede evitar cerrar sus labios. En primer lugar, lo que una persona llama correcto o incorrecto es según su propio conocimiento. Ella llama correcto a algo que conoce como correcto, que ha aprendido a llamar correcto; ella llama incorrecto a algo que ha aprendido a llamar incorrecto. Y de esta manera puede haber varias naciones, comunidades, razas, que difieren en sus concepciones de lo correcto y lo incorrecto.
Una persona acusa a otra de actuar mal con el argumento de que ese acto lo conoce como incorrecto. ¿Y cómo sabe ella que está mal? Es porque lo ha aprendido, lo ha leído en un libro o se lo han dicho. La gente ha mirado con horror, con odio, con prejuicio los actos de los demás: individuos, comunidades, naciones y razas. Y, sin embargo, no hay etiqueta, no hay sello, no hay marca sobre las acciones que los señalen como correctos o incorrectos, y este es el único aspecto del asunto.
Ahora, la otra forma de verlo: en cada paso de la evolución, la concepción del ser humano de lo bueno y lo malo, de lo correcto y lo incorrecto cambia. Y podrías preguntarme, “¿Cómo cambia? ¿Ve él más mal o ve menos mal a medida que evoluciona?”. Uno podría pensar naturalmente que, en virtud de la propia evolución, uno podría ver más errores. Pero ese no es el caso; cuanto más uno evoluciona, menos mal ve. Entonces, no siempre es la acción; es el motivo detrás de ella. A veces, una acción aparentemente correcta, puede tornarse equivocada por el motivo detrás de ella. Algunas veces una acción, aparentemente incorrecta, puede ser correcta debido al motivo detrás de ella. Por lo tanto, el ignorante está listo para formarse una opinión acerca de la acción de otra persona, pero para el sabio es muy difícil formarse una opinión acerca de la acción de otra persona.
Ahora llegando a la idea religiosa. Si un hombre evoluciona espiritualmente, ve cada vez menos mal en cada etapa de su evolución. ¿Cómo puede Dios estar contando las pequeñas faltas de los seres humanos, que saben tan poco acerca de la vida? Leemos en la Biblia, ‘Dios es amor’. ¿Qué significa amor? Amor significa perdón, amor no significa juzgar. Cuando la gente hace de Dios un juez cruel, sentado en el estrado del juicio, apoderándose de cada persona y preguntándole por sus faltas, juzgándola por sus acciones, sentenciándola y expulsándola de los Cielos, entonces ¿dónde está el Dios de Amor?
Ahora, dejando a un lado la idea religiosa y llegando a la filosofía. ¿El ser humano es una máquina o el ser humano es un ingeniero? Si es una máquina, entonces debe continuar por años y años bajo una especie de acción mecánica de sus malas acciones, y si es una máquina, entonces no es responsable de sus acciones. Si es un ingeniero, entonces es responsable de sus acciones; pero si es responsable de sus acciones, entonces es el dueño de sus acciones, el dueño de su destino. Si es un ingeniero, él es el dueño de su destino, él crea el destino como lo desea.
Tomando este punto de vista, el sufi dice: “Es verdad que si las cosas están mal conmigo, es el efecto de mis acciones. Pero eso no significa que deba someterme a esto, que deba estar resignado a esto porque proviene de mis acciones pasadas. Pero debo crear mi destino porque soy el ingeniero”. Esa es la diferencia. Yo mismo escuché a una persona decir: “He estado enfermo durante tantos años, pero me he resignado a esto. Lo tomé fácilmente porque es mi karma, ahora lo estoy pagando”. De esa forma puede prolongar el pago para toda la vida de algo que era quizás por diez años. El sufi, en este caso, actúa no solo como paciente sino como médico al mismo tiempo para sí mismo. Dice: “¿Mi condición es mala? ¿Es el efecto del pasado? Voy a curarlo. El pasado ha traído el presente, pero este, mi presente, lo tornaré en el futuro”. Esto solo significa que el sufi no permite que las influencias del pasado dominen su vida, sino que ahora quiere producir la influencia para mejorar su vida.
Pero además de eso, hay todavía un tema más esencial que se le atribuye. Antes de que una persona asuma su responsabilidad de pagar por el pasado, acaso se pregunta: “¿Qué era yo en el pasado?” Si no lo sabe, ¿por qué debe responsabilizarse de ello? Solo puedes ser responsable de algo con lo que tu conciencia está teñida. Y esa es una carga bastante suficiente para llevar en la vida. ¿Por qué agregarle una carga del pasado desconocido? Pero además, cuando te miras filosóficamente, ¿qué encuentras? Mientras más aguda sea tu vista, menos fragmentos podrás encontrar de ti mismo. Cuanto más consciente de la realidad te vuelves, menos consciente eres de tu pequeño yo. Y toda esta carga de las acciones pasadas, es tomada por el hombre sin que se le haya invitado a tomarla. Él bien podría haberla ignorado. No le da ningún beneficio, solo le da un momento de satisfacción pensar; ‘es justo que yo esté en este problema’, y esta justificación fortalece su problema. El dolor que podría haber terminado continúa porque ha fortalecido el dolor.
El objeto principal del trabajo esotérico es poner a un lado el pensamiento en uno mismo: lo que era, lo que soy y lo que seré. Uno puede estar muy ocupado si uno piensa en la vida como un todo; qué es, qué debe haber sido, qué será. Es esta idea la que produce una especie de punto de vista de síntesis y que une en lugar de dispersar. Es constructivo, y el secreto de la liberación espiritual se encuentra en esto.
Los brahmanes, los vedantas, los budistas, que sostienen la idea del karma como la doctrina más importante, tan pronto como tocan la idea de la meta que se alcanzará por la espiritualidad, que llaman mukti o nirvana, se elevan por encima de la idea de karma. Porque la condición es que a menos que una persona haya superado esa idea, no tocará el nirvana. El significado verbal de nirvana (vana significa color, nir significa no) es sin etiqueta, sin color, sin división. Es ver la vida entera como una, darse cuenta de ella. Es este el secreto del nirvana.
Traducido por Juan Amin Betancur V.