Hazrat Inayat : The essence of art pt II (Spanish version)

Hazrat Inayat : La Esencia del Arte pt II  

Tras hablar de la relación entre el arte y la naturaleza, Hazrat Inayat Khan comienza ahora a examinar los fundamentos del arte, como el color.  

Los colores fuertes producen vibraciones más marcadas. Su efecto es más perceptible que el de los colores suaves, y por lo tanto es natural que los colores fuertes puedan causar una impresión en cada alma. Para distinguir la impresión producida por los colores suaves, se requiere delicadeza de sentido. Por ejemplo, las palabras sencillas del lenguaje cotidiano son comprendidas por cualquiera, pero los matices más sutiles que siguen a las palabras no son comprendidos por todo el mundo. Por lo tanto, el color, que es sólo un color y nada más para la gente corriente, tiene su valor especial, sus grados de influencia, para una persona con un sentido fino.  

La armonía del color se basa en los mismos principios que la armonía de la música. La razón es que la música son vibraciones audibles, mientras que el color es la forma visible de las vibraciones. Desde el punto de vista metafísico, el color tiene un gran significado en la vida del hombre. Lo primero que hay que comprender en relación con el color es que los diferentes colores proceden de la esencia de la luz. Todos los colores son diferentes grados de luz, pero como hay tres aspectos de la luz, esto a veces produce confusión en la mente de aquellos que no han reflexionado sobre el tema. Un aspecto de la luz se manifiesta a través del color; es el resplandor del color en si mismo. El siguiente aspecto es cuando el sol u otra cosa arroja su luz sobre el color, y el color responde a esa luz. Y la tercera luz es la de los ojos que ven. Un color determinado no es igual para todos, no sólo porque el grado de luz de cada persona es diferente, o porque la luz que incide sobre el sujeto es diferente, o el grado del color es diferente, sino también porque el elemento que ese color particular representa produce un cierto grado de respuesta en un individuo. 

DE acuerdo con la idea mística, hay cuatro elementos principales que pueden distinguirse y uno que no se puede distinguir. Los elementos distinguibles son la tierra, el agua, el fuego y el aire. No son elementos en el sentido en que un científico utilizaría esta palabra, sino según el significado que el místico le atribuye. El elemento no distinguido es el éter. Todos estos elementos están en el cuerpo del hombre, en su mente y en su yo más profundo. Todo el edificio de una existencia individual se construye por medio de estos cinco distintos elementos. No es necesario que un determinado elemento que predomina en un plano de existencia, continúe siéndolo en todos los demás planos. Es posible que exista armonía entre los elementos que predominan en el plano interior y los que predominan en el plano exterior. En resumen, es de acuerdo al funcionamiento de los diferentes elementos en nuestro ser que respondemos a los diferentes colores que representan los diferentes elementos.  

Desde el punto de vista de un místico, el amarillo es el color de la tierra, el verde o el blanco el color del elemento agua, el rojo el del elemento fuego y el azul el del elemento aire. Si se le preguntara de qué color es el elemento éter, el místico respondería gris, porque por gris se puede pensar en cualquier cosa que le guste. Es muy interesante para un estudiante del color ver que todos los colores son, por así decirlo, diferentes tonos de luz. Esto demuestra que la luz misma se ha manifestado en la variedad, en la forma de muchos colores.  

Otra cuestión importante es la de la línea. Muchos amantes o estudiantes de arte sienten la gran influencia de una línea, el efecto que puede tener una línea. Una línea vertical, una línea horizontal, una curva, un círculo, todo marca una gran diferencia en la forma. Y cuanto más se estudia hasta qué punto la línea marca la diferencia, más se descubre que el secreto de toda belleza está en la línea. Pero es difícil decir qué forma o qué línea es la forma o la línea correcta, y el hombre tiene que aceptar que lo que no se puede aprender mediante el estudio, lo puede enseñar la intuición.  

Continuará… 

Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui 

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