Hazrat Inayat: El Ideal de Dios pt II
Con esta publicación concluye el texto iniciado aquí.
Existen diferentes seres humanos en diferentes estados de evolución y es natural que, antes de orar, cada uno de ellos imagine a Dios de acuerdo a su particular estado de evolución. Y hay una duda, si alguien más debería juzgar a aquel que ora, y decir: “Dios no es esto o aquello”. Las personas que imponen sus creencias a los demás con frecuencia los ponen en contra de esa creencia, incluso si esa fuera la verdadera creencia. Se requiere mucho tacto, reflexión y consideración para explicar la creencia, o para corregir la creencia del otro. En primer lugar, es insolente por parte del hombre querer explicar a Dios, aunque hoy en día al hombre le gustaría no solo explicar, sino incluso ¡examinar si el espíritu de Dios existe! El otro día me divirtió tanto escuchar que hay personas que no solo quieren tomar fotografías de los espíritus, sino incluso ¡pesar el alma! Era una buena cosa en los tiempos antiguos, cuando el estado respetaba el ideal de Dios y la religión, y enseñaba ese respeto a la humanidad. Hoy el hombre desea usar lo que llama “libertad” en la religión, incluso en el fundamento de todas las religiones, ¡el ideal de Dios!
Pero entonces debemos recordar que no es el camino de la libertad el que conduce a la meta de la libertad, sino el camino del ideal de Dios el que conduce a la meta de la Verdad.
Las grandes personalidades que han descendido a la tierra de tiempo en tiempo, para despertar en el hombre ese Amor que es su herencia divina, encontraron eco en las almas inocentes y no en los grandes intelectos. El hombre a menudo confunde sabiduría con astucia y astucia con sabiduría. Pero son diferentes; el hombre puede ser sabio y puede ser astuto, y el hombre puede ser astuto y no sabio, y con astucia una persona se esforzará y se esforzará y no lo logrará. Es una corriente, la corriente de amor la que conduce hacia Dios.
Hay una historia sobre un rey que estaba recorriendo y cazando en el bosque; tenía hambre y se detuvo en la casa de un campesino que lo trató muy amablemente. Cuando el rey ya se iba, estaba tan conmovido con la gentileza del campesino que sin decirle que era un rey, le dijo, “toma este anillo, y si alguna vez estás en problemas, ven a verme en la ciudad, y yo veré que puedo hacer por ti”. Después de un tiempo hubo una hambruna y el campesino estaba en grabes problemas, su esposa y su hijo estaban muriendo, así que se puso en camino para visitar a ese hombre. Por supuesto, cuando mostró el anillo, fue llevado delante del rey, y cuando entró en la habitación, vio al rey ocupado en oración.
Cuando el rey se acercó, el hombre dijo, “¿Qué estabas haciendo?” “Orando por la paz, amor y felicidad entre mis súbditos!” “Entonces ¿hay uno más grande que tú, a quien debes acudir por lo que requieres? Entonces iré donde él, que es más grande y de quien depende incluso tu destino”, dijo el campesino. No aceptaría ninguna ayuda, y a la final, el rey tuvo que enviarle discretamente lo que se necesitaba, advirtiendo a todos que no le digan que provenía del rey.
La idea es que no es solo creencia sino fe lo que se necesita. Creencia es una cosa, pero fe es un ser vivo. Y quienes advierten sobre peligros venideros, y son maestros de la humanidad, y los grandes predicadores que han venido de tiempo en tiempo, cuando prevaleció la oscuridad, ¿qué mensaje trajeron? ¿Trajeron nuevas religiones o nuevas teorías al mundo? No, cuando Jesucristo dijo, “No he traído una nueva ley, sino que he venido a cumplir la ley”, entonces ¿quién más pudiera traer una nueva teoría en cualquier momento? El científico quizás, pero no el mensajero espiritual.
Entonces ¿qué trajo el mensaje espiritual? Trajo al mundo un Dios vivo, una luz escondida más allá de las palabras. Con el mensaje espiritual Dios ha enviado Su vida y Su Luz al mundo. Lo que el trabajo del Movimiento Sufi está destinado a hacer en la época actual, es propiciar una mejor comprensión entre los seguidores de las diferentes religiones. El Mensaje Sufi no es un nuevo mensaje, aunque da la nota del día. Es el eco de la misma voz, la voz que hemos escuchado en todas las épocas. En la actualidad, cuando las razas, las naciones y los seguidores de las diferentes religiones están todos contra todos, es un tiempo en que solo el mensaje de unidad y paz puede unir a todos en Dios. La Orden Sufi no es una comunidad ni una religión: es un núcleo de la hermandad humana que es la llamada interior de toda alma. El Mensaje Sufi es entregado a todas las naciones, es un llamado a todas las razas, a los seguidores de todas las religiones. Enseña a las personas a seguir cualquier religión que ellos profesen, pero a seguirla verdaderamente, comprendiéndola mejor: no solo creer en Dios y las palabras de Cristo, sino tener fe en Él y en su mensaje Divino.
Debemos pensar en la tolerancia del Maestro y en Su perdón, y también lo que sería el mundo hoy si lo tuviéramos. Si seguimos la religión natural, el impulso divino que está en todo corazón, estaremos viviendo la verdadera religión.
Traducido por Inam Anda