Hazrat Inayat : The Ideal of the Mystic pt II (Spanish version)

Hazrat Inayat : El Ideal del Místico pt II

Hazrat Inayat Khan continúa con su consideración de la relación esencial entre el místico y el
ideal. El primer post de la serie se encuentra aquí
.

Así como hay gran alegría y satisfacción en la adoración a Dios, también hay gran alegría y
satisfacción en la adhesión al propio ideal. Cuando una persona dice que no dejará que nadie
se interponga entre ella y Dios, no sabe lo que dice, pues en el ideal es Dios quien se hace
inteligible para que nuestra propia mente limitada capte el ideal divino. Si se niega la
existencia del ideal, ciertamente se niega la realidad de Dios, pues en realidad sólo después de
haber alcanzado la perfección espiritual se puede decir algo, pero entonces no se dice nada.
Cuando las personas dicen cosas sin haber pensado en ellas, hablan antes de haber llegado a la perfección.

Ninguna devoción dada a nuestro ideal es demasiado grande. Por muy alto que creamos que
es nuestro ideal divino, sin duda es más alto que eso. Por hermosa que sea la imagen que
hagamos de nuestro ideal, el ideal mismo es aún más hermoso. Y, por lo tanto, un devoto
siempre tiene margen para expandirse, para avanzar. Y un adepto que avanza en el camino
místico, con todo su esfuerzo, su estudio de la vida y su meditación, seguirá necesitando un
ideal espiritual que lo lleve a través de todas las dificultades del camino y lo conduzca al
destino que es el logro.

Un místico es un idealista en todo el sentido de la palabra: quien no tiene ideal no puede ser
místico. No sería exagerado decir que quien no tiene ideal vive sin vida. Si hay algo en el
mundo por lo que podemos decir que vivimos, es una sola cosa: el ideal; y cuando no hay ideal
no hay nada por lo que vivir. En sánscrito la religión se llama dharma, que literalmente significa
deber. Para dar una definición de lo que es la religión, se puede decir que es un progreso
inquebrantable hacia el ideal. Pero entonces, ¿qué es el ideal? Cualquier ideal o todo ideal que
tengamos ante nosotros es el ideal para ese momento.

El ideal puede dividirse en cinco aspectos, de los cuales el primero es el ideal que uno tiene
para sí mismo. Puede empezar a manifestarse como un capricho, como un sueño, como una
imaginación, incluso como la expectativa de un niño. Si un niño dice: “Cuando sea grande
tendré un elefante para montar, o un hermoso caballo”, eso es un ideal. Y este primer aspecto
del ideal puede dividirse a su vez en tres clases. La primera es cuando uno dice: “Poseeré esto
o aquello: tanta riqueza, tantos jardines, tantos palacios”, o “Me rodearé de tanta grandeza
que pareceré muy diferente de los demás”. La siguiente es cuando uno dice: “Seré el Primer
Ministro o el Presidente del país o tendré un trono y una corona”. Y la tercera clase es cuando
uno dice: “Me ceñiré a esta virtud en particular, seré piadoso”, o, “Seré bueno en todo el
sentido de la palabra”, o, “Seré lo que considero bueno y bello en mí mismo”.

Hubo un joven en la historia de la India, cuyo nombre era Shivaji, y cuya historia es un ejemplo
de este primer aspecto del ideal. Comenzó su vida viviendo del robo, y un día llegó a la
presencia de un sabio, para pedirle su bendición para tener éxito en su robo. El sabio vio en su
rostro, en sus ojos, en su voz, que aquí había una verdadera joya, que había un ideal en él,
aunque aún no despierto. El sabio le preguntó: “¿Cuántos hombres tienes en tu banda?
Trabajo solo’. El sabio le dijo: ‘Es una lástima. Debes formar una pequeña banda y mantenerse
unidos. Aceptó de buen grado el consejo, formó una pequeña banda de ladrones y continuó
con su oficio. Tuvo más éxito y, cuando volvió a visitar al sabio, éste le preguntó: “¿Cuántos
son ahora en tu banda?” Él respondió: “Sólo cuatro o cinco”. El sabio le dijo que eran muy
pocos, que debía tener al menos cincuenta o cien hombres para hacer algo que realmente valiera la pena. Y entonces Shivaji, por el encanto de su personalidad, reunió a algunos
ladrones más para que le acompañaran, e hicieron muchas cosas realmente atrevidas.
Atacaron caravanas, arriesgaron sus vidas y tuvieron mucho éxito. Y un día el sabio le dijo: ‘¿No
crees que es una gran lástima que tú, semejante héroe, que estás dispuesto a arriesgar tu vida
y que te has ganado a todos estos amigos y los has convertido en tus compañeros, no intentes
echar a los moguls [que ocupaban el país en aquel momento] al menos de nuestro distrito?’.
Shivaji estuvo de acuerdo. Estaba preparado, había entrenado, era algo en lo que tenía que
pensar. El primer ataque le dio la victoria. Luego hizo un segundo ataque y un tercero, hasta
que fue el jefe de toda la provincia. Y fue a ver al sabio para expresarle su gratitud. “Sí”, le dijo
el sabio, “agradece, pero no te conformes, porque lo que has hecho no es suficiente”. Y se lee
en la historia de la India que este hombre alimentó el deseo de formar un imperio indio, pero
no vivió lo suficiente para lograrlo, aunque durante su vida se convirtió en un rey maravilloso y
un héroe espléndido a quien la India siempre recordará.

Continuará

Traducido por Inam Anda

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