Hazrat Inayat : The Inner Life pt XI (Spanish version)

Hazrat Inayat : La Vida Interior pt XI 

Hazrat Inayat Khan comienza ahora a describir el objeto del viaje y las etapas por las que pasa el alma en evolución. La publicación anterior de esta serie está aquí. 

¿Es poder el propósito de la persona espiritual, o es inspiración lo que busca? De hecho, no es ninguna de estas cosas lo que ella persigue, sino que todas estas cosas, como el poder y la inspiración, le siguen a medida que avanza en su camino hacia la meta espiritual. La meta de la persona espiritual es la autorrealización, y su viaje es hacia la profundidad de su propio ser, su Dios, su ideal. 

¿Sacrifica esta persona todos los intereses en la vida, o considera los diferentes propósitos que las personas tienen en su vida como algo que las lleva por el mal camino? En absoluto. Sin duda, su propósito es el más elevado que cualquier alma puede tener, pero todos los demás propósitos que ve ante sí en la vida no necesariamente lo detienen, sino que se convierten en una escalera en su camino, haciendo que éste sea fácil de recorrer. Por lo tanto, la persona que vive la vida interior nunca condena ni critica los propósitos de los demás, por pequeños o ridículos que parezcan, pues sabe que todo propósito en la vida de una persona no es más que un peldaño que le lleva hacia adelante, si sólo desea avanzar. 

Hay un tiempo en la vida de un alma en que tiene el deseo de jugar con muñecas; hay una búsqueda de juguetes. Desde el punto de vista espiritual no hay nada malo en ello, y con el tiempo, el hombre encuentra el camino que conduce a la meta; estos son sólo intereses pasajeros que conducen a otros intereses, y de esta manera el hombre avanza. 

Por lo tanto, según el punto de vista del vidente, el hombre pone delante de él en diferentes momentos objetos como las riquezas, el placer o el cielo material; la persona espiritual comienza su viaje desde el punto en que éstos terminan. El proceso de evolución no es un camino recto, es más bien como una rueda que siempre está girando. Por eso, la experiencia de una persona que recorre el camino espiritual comienza a mostrar una tendencia descendente, y a partir de allí nuevamente ascendente. Por ejemplo, en el camino espiritual una persona va hacia atrás, experimenta de nuevo la juventud, porque la espiritualidad da salud a la mente y al cuerpo, siendo ésta la verdadera vida. Experimenta el vigor, la fuerza, la aspiración, el entusiasmo, la energía y un espíritu vivo que le hace sentirse joven, sea cual sea su edad. Entonces, se vuelve como un niño pequeño: deseoso de jugar, listo para reír y feliz entre los niños. Muestra en su personalidad, rasgos infantiles, especialmente esa mirada que uno ve en los niños, donde no hay preocupación, ni ansiedad, ni sentimientos amargos contra nadie, donde hay un deseo de ser amigable con todos, donde no hay orgullo ni engreimiento, sino disposición a asociarse con cualquiera, cualquiera que sea su clase o casta, nación o raza. Así, la persona espiritual se vuelve como un niño. La tendencia a las lágrimas, la disposición a la risa, todo esto se encuentra en la persona espiritual. 

A medida que la persona espiritual avanza, muestra en su naturaleza la infancia. Esto se puede percibirse en su inocencia. Su corazón puede estar iluminado con sabiduría, pero ella es inocente; es fácilmente engañada, incluso a sabiendas, además de ser feliz en cualquier condición, como un niño pequeño. Así como el niño pequeño no tiene consideración por el honor o el insulto, tampoco la persona espiritual lo tiene. Cuando llega a este estado, responde al insulto con una sonrisa. Los honores que se le dan son como los que se le dan a un bebé, que no sabe a quién se los ofrecen. Sólo la persona que ha ofrecido honores sabe que se los ha dado a alguien. La persona espiritual no es consciente de ello, ni se alegra, ni se enorgullece de ello. No significa nada para ella. El que le ha honrado se ha honrado a sí mismo, ya que para el bebé no significa nada si alguien habla a favor o en contra de él; al bebé no le importa, está dispuesto a sonreír a ambos; así es el alma espiritual. 

Continuará… 

Traducido por Inam Anda 

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