Hazrat Inayat : La vida interior pt XIX
Hazrat Inayat Khan concluye esta larga serie de conferencias acerca de la vida interior con una descripción adicional de ciertos tipos de almas espirituales como pueden aparecer en el mundo, específicamente el místico y el majzub. La publicación anterior de esta serie está aquí, y el inicio de la serie aquí.
Existe la cuarta forma de una persona espiritual, que es la forma mística; y esa forma es difícil de entender, porque se nace místico. El misticismo no es una cosa que se pueda aprender; es un temperamento. Un místico puede tener la cara hacia el norte mientras está mirando al sur. Un místico puede tener su cabeza reclinada y aun así estar mirando arriba. Sus ojos pueden estar abiertos externamente mientras él está mirando internamente; sus ojos pueden estar cerrados y aun así puede estar mirando hacia afuera. El hombre promedio no puede entender al místico; y por eso las personas no saben cómo tratar con él. Su ‘sí’ no es el mismo ‘sí’ que todos los demás dicen; su ‘no’ tiene un significado diferente que el que todos los demás entienden. En casi toda frase que dice hay un significado simbólico. Cada una de sus acciones externas tienen un significado interno. Una persona que no comprenda su significado simbólico puede quedar desconcertada al escuchar una frase que no es más que una confusión para ella.
Un místico puede dar un paso externamente; internamente ha dado mil; puede estar en una ciudad, y estar trabajando en otro lugar al mismo tiempo. Un místico es un fenómeno en sí mismo y una confusión para quienes están a su alrededor. Él mismo no puede decirles lo que está haciendo, tampoco entenderán el verdadero secreto del místico. Ya que es alguien que vive la vida interior, y al mismo tiempo cubre esa vida interior con una acción externa; sus palabras o movimientos no son más que la cubierta de una acción interna. Por eso, aquellos que entienden al místico nunca discuten con él. Cuando dice ‘vayan’, ellos van. Cuando dice ‘vengan’, ellos vienen. Cuando viene a ellos, no dicen ‘No vengas’; entienden que es el momento de que venga; y cuando se aleja no le piden que se quede, pues saben que es el momento que debe irse.
Ni la risa ni las lágrimas del místico deben tomarse como una expresión externa que signifique algo. Sus lágrimas podrían tal vez cubrir una gran alegría, su sonrisa, su risa podría cubrir un sentimiento muy profundo. Sus ojos abiertos, sus ojos cerrados, el virar su cara, su mirada, su silencio, su conversación, nada de esto tiene el significado que estamos acostumbrados a dar. Sin embargo, no significa que el místico haga esto a propósito; así nació; nadie podría hacerlo a propósito incluso si quisiera, nadie tiene el poder para hacerlo. La verdad es que el alma del místico es un alma bailarina. Ha comprendido la ley interior. Ha desentrañado el misterio que las almas anhelan y en la dicha de ese misterio toda la vida del místico se convierte en un misterio. Puedes ver al místico veinte veces en un día, y las veinte veces tendrá una expresión diferente. Cada vez su estado de ánimo es diferente; y sin embargo su estado de ánimo externo puede no ser para nada su estado de ánimo interno. El místico es un ejemplo del misterio de Dios en la forma de hombre.
La quinta forma en la que aparece una persona que vive la vida interior es extraña, una forma que muy pocas personas entienden. Exteriormente se pone la máscara de la inocencia a tal punto que aquellos que no lo entienden pueden considerarlo desbalanceado, peculiar, o extraño. Pero eso no le importa porque es sólo su escudo. Si admitiese ante la humanidad el poder que tiene, miles de personas lo seguirían, y no tuviese un solo momento para vivir su vida interior. El poder inmenso que posee gobierna internamente tierras y países, controlándolos y manteniéndolos a salvo de desastres como inundaciones y plagas, y también guerras; manteniendo la armonía en el país o en el lugar en el que vive. Todo esto lo hace con su silencio, con su constante realización de la vida interior. Para la persona que no tiene un entendimiento profundo él parecerá un ser extraño. En el lenguaje del oriente se le llama Majzub. La misma idea era conocida por los antiguos griegos y rastros de esta todavía existen en algunos lugares, pero mayormente en el oriente. Existen almas que se pueden encontrar hoy en día en oriente que viven con este traje de una persona autorrealizada que exteriormente no muestra señas de una filosofía o misticismo o religión, o ninguna moral en particular. Y sin embargo, su presencia es una batería de poder, su mirada de lo más inspiradora, hay una expresión dominante en su apariencia; y si alguna vez habla, su palabra es la promesa de Dios. Lo que dice es la verdad; pero rara vez dice una palabra, es difícil sacarle una palabra; pero una vez que ha hablado, lo que dice se hace.
No hay fin a la variedad de apariencias externas de las almas espirituales en la vida; pero al mismo tiempo no hay mejor manera de vivir en este mundo mientras se vive la vida interior que ser uno mismo, externa e internamente: cualquiera que sea su profesión, trabajo, o papel en la vida exterior, desempeñarlo sincera y fielmente, cumplir la misión que tengamos en la vida exterior minuciosamente; y al mismo tiempo mantener la realización interna, para que la vida exterior, cualquiera que sea nuestra ocupación, pueda reflejar la realización interna de la verdad.
Traducido por Darafshan Daniela Anda