Hazrat Inayat : The Inner Life pt XVIII (Spanish version)

Hazrat Inayat: La vida interior pt. XVIII 

A medida que se acerca a la conclusión de esta serie de enseñanzas, Hazrat Inayat Khan describe ahora las cinco maneras más usuales en que las almas iluminadas viven y trabajan en el mundo. La publicación anterior se encuentra acá. 

Aquellos que viven la vida interior han de adoptar determinada forma de vida en el mundo, en medio de gente de todo tipo. Hay cinco formas principales que las almas espirituales adoptan para vivir en el mundo, aunque hay muchas más. Con mucha frecuencia estas almas se encuentran en tales formas de vida que uno nunca podría imaginar por un solo momento la vida interior que están viviendo. Por esta razón los sabios de todas las épocas han enseñado respeto por cada ser humano, cualquiera que sea su carácter exterior, y nos han aconsejado pensar quién se encuentra bajo ese traje y qué es.  

Entre las cinco características principales de un ser espiritual, la primera es el modo de ser religioso. Este es el de alguien que vive la vida religiosa, la vida de una persona ortodoxa como cualquier otra, sin mostrar rastro exterior de algún conocimiento o visión de mundos más profundos, si bien los haya realizado en sí mismo. En lo exterior, va a su templo o su iglesia, como cualquier otro. Ofrece sus oraciones a la divinidad del mismo modo como lo hacen todos, lee las escrituras de la misma manera en que todos las leen, recibe los sacramentos y pide la bendición de la iglesia tal como todos lo hacen. No muestra diferencia, ni características externas que lo muestren como alguien avanzado en lo espiritual; pero al mismo tiempo, mientras los otros están realizando externamente sus acciones religiosas, él las hace realidad en su propia vida. Cada acción religiosa para él es una revelación simbólica; la oración es para él una meditación; la escritura es su recordatorio, pues el Libro Sagrado se refiere a lo que lee en la vida y en la naturaleza. En consecuencia, mientras en lo exterior solo es una persona religiosa como cualquier otra en el mundo, en lo interior es alguien espiritual.  

Otro aspecto de la persona espiritual se puede encontrar en la mente filosófica. Puede que ella no muestre rasgo alguno de ortodoxia o piedad; bien puede parecer alguien más en el mundo de los negocios o en los asuntos de la vida mundana. Sortea todas las cosas con soltura, tolera todas las cosas, resiste a todas ellas. Toma con sencillez la vida, mediante su entendimiento. En lo interior, comprende todas las cosas; en lo exterior, actúa de conformidad con lo que la vida le demanda. Nadie llegaría a pensar que está viviendo la vida interior. Puede estar resolviendo un asunto de negocios y aun así, al mismo tiempo, puede tener la completa consciencia de Dios y de la verdad. Puede no parecer meditativo o contemplativo en absoluto, y sin embargo cada momento de su vida puede estar consagrado a la contemplación. Puede tomar su ocupación en la vida cotidiana como su medio de realización espiritual. En el plano de lo aparente, nadie consideraría por un momento que es alguien espiritual o altamente evolucionado, a no ser que los que tratan con él con el tiempo se convenzan de que se trata de una persona honesta, que es ecuánime y justo en sus principios y en su vida, que es alguien sincero. Esa es toda la religión que necesita. De esta manera su vida exterior se vuelve su religión, y su realización interior es su espiritualidad.  

La tercera forma de un ser espiritual es la de un servidor, alguien que hace el bien a otros. Bajo esta apariencia puede haber santos escondidos. Nunca hablan sobre espiritualidad, ni hablan mucho sobre la filosofía de vida. Su filosofía y su religión son su propia acción. A cada momento de su vida, hay amor emanando de sus corazones, y se encuentran ocupados de hacer el bien a otros. Consideran a cada persona que se les aproxime como su hermano, su hermana o su hijo; se interesan por la alegría y el sufrimiento de todas las personas, y hacen todo lo que puedan por guiarlos, instruirlos, aconsejarlos en sus vidas. En esta forma, la persona espiritual puede ser un profesor, un predicador, un filántropo, pero en cualquier forma en que aparezca, el asunto principal de su vida es el servicio de la especie humana: hacer el bien al otro, llevando alegría a alguien de alguna forma. La alegría que emerge de esto es un alto éxtasis espiritual, pues cada acto de bondad y generosidad trae un gozo con un aire particularmente celestial. Cuando alguien se ocupa todo el tiempo en hacer el bien a otros, surge una constante alegría en ascenso; y esa alegría crea una atmósfera celestial que en lo profundo crea el cielo de la vida interior. Este mundo está tan lleno de espinas, tan lleno de problemas, dolores y sufrimientos. Esta persona vive en el mismo mundo, pero por el simple hecho de intentar remover las espinas del camino del otro, aunque pinchen sus propias manos, esta persona se eleva y esto le da un gozo interior que es su realización espiritual. 

Continuará… 

Traducido por Vadan Juan Camilo Betancur Gómez 

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