Hazrat Inayat: The Path of Devotion (Spanish version)

Hazrat Inayat: El Camino de la Devoción

Existen muchos caminos diferentes: el camino intelectual, a través del cual se estudia y se alcanza la perfección espiritual; el camino meditativo, en el que se desarrolla espiritualidad; el camino de las buenas obras, que es seguro para alcanzar altos logros. Pero a pesar de estos caminos diferentes, el camino de la devoción es maravilloso. Es más fácil y más difícil. Es fácil porque es natural; es difícil porque uno busca otros caminos antes que éste. En la historia de los seres grandes y sagrados del mundo, los mayores y más bendecidos han sido los devotos. Han existido grandes científicos y filósofos, pero no han sido santos ni maestros – por la simple razón de que el poder y la inspiración que da la devoción es más grande que la que se puede obtener de cualquier otra forma. Además, la devoción nos enseña virtud: sinceridad, diligencia, sentido del deber, todas las diferentes virtudes provienen de la devoción. Una persona devota hacia alguien en el mundo, hacia su padre o madre o hermano o hermana o hijos o amigo, ha dado un paso en la devoción. Pero aquel que muestra su devoción en el camino espiritual hacia su maestro ha dado el segundo paso. Solo tiene que dar un paso más y llegará. Y ese será la devoción hacia su ideal.

Existe una historia sobre un Mureed que era conocido por ser un gran devoto de su Murshid. Luego de la muerte de su maestro un gran sabio llegó a la ciudad donde vivía, y la gente comenzó a decir por todo el pueblo que el poder de este sabio era tan grande que solamente yendo a su presencia haría que la persona quedara liberada de todos sus pecados. Este hombre (el mureed) que era más inclinado espiritualmente, se esperaba que fuera el primero que visitara al sabio. Pero todos en el pueblo fueron a visitar al sabio excepto él. Todos se preguntaban por qué razón; ese es el hombre que verdaderamente es profundo en la materia, y no ha venido. Entonces el sabio fue él mismo y le preguntó al joven. “¿Qué sucede que no viniste a verme? Todo mundo habló de ti y yo estaba ansioso de conocerte. ¿Tienes alguna antipatía hacia mí; o de que se trata?” Él le dijo, “No, yo sería la última persona en tener una antipatía hacia un alma espiritual como la suya. Pero hay algo que me contuvo.” En forma simple, dijo, “La gente me dijo que al ver a su Santidad yo sería liberado de todos mis pecados. Pero yo no sé aún a donde ha ido mi Murshid, al cielo o al otro lugar. Si al ser liberado fuera al Cielo y descubriera que mi Murshid estaba en el otro lugar, entonces ese Cielo sería para mí un infierno. Yo preferiría estar donde esté mi Murshid; aún si fuera en el infierno se convertiría para mí en el Cielo.”

Esa es la actitud que hace de un mureed un mureed. Ahí comienza su camino.

P: ¿Cómo puede un Murshid estar en el Infierno?
R: El alma perfecta está en todas partes, ¿verdad? No hay un lugar que no sea habitado por ella. Entonces podría ser encontrado allí también. Fue la limitación de parte del mureed la que pensó tal vez este lugar o ese lugar. Pero esa es solo la idea desde el punto de vista del devoto, desde el punto de vista de la devoción. Esa devoción en si misma era su inspiración.

P: ¿Por devoción se entiende completa rendición?
R: Devoción significa un vínculo genuino de empatía. No hay nada que lo impida, nada que lo quebrante.

P: ¿En qué sentido es rendición?
R: La rendición no es necesaria. Donde hay devoción no hay sacrificio, porque hay deleite. Este es el camino de libertad. Cuando hay voluntad de servicio, de recorrer un camino, entonces no hay sacrificio, no existe rendición. Una genuina empatía con el Murshid derriba las barreras que existen entre dos personas. Entonces no hay dos personas. “Dos personas” existen únicamente mientras crece la devoción. Cuando está en su plenitud, entonces no hay dos personas. Se convierte en la misma voluntad. Esa es la verdadera devoción. Como he contado, una vez estaba visitando al rey de Hyderabad. Era muy difícil que esto le pudiera suceder a un joven, habiendo llegado allí sin haber construido nombre alguno en el mundo. Y ese día sentí un llamado de mi Murshid, desde millas de distancia del lugar. Ahí estaba yo, a prueba entre dos personas: entre el rey terrenal y el monarca celestial. ¿Qué escogí? escogí el camino del monarca celestial. No hubo sacrificio: solo hubo un llamado, yo estuve ahí.

P: ¿Siempre se siente el llamado con suficiente claridad?
R: Es de acuerdo al desarrollo. Mientras más evolucionas más lo sientes. Todo lo demás en el mundo es secundario. Como digo, toda felicidad espiritual es fácilmente alcanzada por el devoto. No tan fácil por el estudiante o por el observador agudo en la vida, o por una maravillosa persona meditativa. Ellos pueden aproximarse, pero la bendición no está en meditación o estudio, sino en devoción, porque la devoción es natural. Es el camino del amor; evolucionamos por amor.

Traducción al Español: Hafiz Juan Manuel Angel

 

 

 

 

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