Hazrat Inayat : The Problem of the Day pt VII (Spanish version)

Hazrat Inayat : El problema de hoy pt VII 

​​​En la publicación anterior, al discutir sobre la moralidad Hazrat Inayat Khan comenzó a hablar de la dicha que toda alma está verdaderamente buscando. 

En el Vedanta esta dicha se llama ‘anand’, una dicha que es más grande que todos los placeres conocidos para el mundo, una dicha que es independiente de todas las cosas en este mundo. Y este mundo que se ​​conoce como ‘maya’ en términos ​​vedantas, tiene una tendencia a tentar al hombre en cada movimiento que hace en la vida, al hacerlo sentir que hay dicha, pero cuando la persigue, encuentra que el precio que tiene que pagar es más alto de lo que tiene para comprar. Encuentra que lo que parecía por un momento una dicha era como el horizonte – parecía estar ahí, pero no estaba ahí. Esto demuestra que la vida exterior no es más que un mero supuesto de esa dicha, una ilusión que promete esa dicha y en cada momento rompe sus promesas. Y el alma que busca afuera no puede encontrar todo lo que sirve para su sustento, dado que ella [es decir el alma] es dicha en sí misma y vive en la dicha. Esto es lo que pasa en toda la tragedia de la vida humana, que una persona se pasa toda la vida en búsqueda de la dicha, y en consecuencia ve que la dicha se esconde detrás de una u otra cosa, y cada vez tiende a descubrir esa ilusión, para darse cuenta de que no es lo que estaba buscando, hasta que se da cuenta que la dicha es interna, que encuentra en sí mismo una chispa de esa dicha todo-suficiente en donde la fuente de la dicha está oculta.  

Sin duda, se necesita cierta experiencia, paciencia, muchos sacrificios y decepciones, antes de darse cuenta de esa dicha que está en el interior. Pero al mismo tiempo, distinguir qué está bien y qué está mal, ​​es el mejor principio a saber; eso que lleva a la dicha es ​​confiable, eso es una virtud, y lo que lleva a problemas y penas y sufrimiento, incluso si al principio encontramos felicidad, es un pecado. No hay ninguna acción en este mundo que pueda etiquetarse como pecado o virtud. Es su relación con un alma en particular que la hace pecado o virtud.  

Cualquiera que sea la acción, si produce alegría, ¿cómo puede ser un pecado? Si hay una alegría que dure por siempre, ¿cómo puede ser un pecado? Todo lo que se puede disfrutar al inicio, en su continuación, y en su resultado, es ciertamente virtud, ​​y aquello que es lo contrario en su inicio, en su continuidad y en su resultado, es un pecado. De esta forma, un hombre, al ser considerado en la vida, al dirigir cada pensamiento, sentimiento y acción con sabiduría, puede saber por sí mismo el secreto del bien y el mal, en lugar de depender de alguien más para que le diga, y es ​​este conocimiento que lo hará conocer y comprender mejor a los demás. 

P.: ¿Es mejor dar salida a la alegría y al dolor o reprimirlos? 

R.: La expresión de la alegría no debería ser extrema. Los sabios nunca están alborozados, porque no hay una circunstancia terrenal que pueda darles gran alegría. Y también saben que la expresión extrema de la alegría traerá tristeza después. Lo pueden ver en la vida diaria. Si hacen reír mucho a un pequeño niño o disfrutar mucho por cinco minutos, en una hora o en dos o antes de la noche se sentirá muy triste. Y si la persona sabia no da una salida a su alegría, mucho menos la da a su dolor. ​​Porque eso no solo humillará a una persona, sino que tener un pesar extremo incrementa la idea del yo.   

He visto esto con mi Murshid. Lo conocía de muchos años y con frecuencia había circunstancias que habrían causado una gran alegría, pero nunca en todos esos años lo vi ni siquiera alterado con alegría. La persona sabia está en el pensamiento de Dios, y ¿qué hay en este mundo tan grande que pueda conmoverlo mucho? Antes de eso, había visto lo mismo en mi padre. 

Continuará… 

Traducido por Darafshan Daniela Anda 

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