Hazrat Inayat: La religión del corazón
Cuando pensamos en las diferentes religiones que son conocidas por la humanidad, encontraremos que cada una de ellas trajo al mundo el mensaje de amor de una forma u otra. Y ahora la pregunta que surge es, ¿quién trajo la religión al mundo? Y la respuesta es que la religión siempre ha existido en el corazón del hombre.
Religión es el resultado del corazón y entre todas las razas, por primitivas que fueran, había una cierta religión, quizás incomprensible para las personas más evolucionadas en diferentes direcciones. Porque la religión es instintiva, y como tal, no solo en el mundo del hombre sino también en la creación inferior vemos un atisbo de tendencia religiosa, por ejemplo, entre las mascotas, como un perro, el gato, el caballo, algunas criaturas así de fieles, a veces tenemos ciertas experiencias con ellos que hoy no podemos esperar de la humanidad.
Además de esto, la absorción que se ve entre las aves, el pequeño gorrión en la mañana, absorto en la belleza de la naturaleza, por así decirlo, cantando una canción, un himno a Dios, todo eso es religión, si podemos entenderlo. Porque el hombre ha hecho su religión tan estrecha que no es capaz de apreciar la amplia religión de la naturaleza. Por esta estrechez, ha llamado religión a su creencia, o al lugar particular de adoración, o al libro, o la forma del servicio. Si tan solo pensáramos en la religión cuando vamos al bosque, en los bosques, solos, cerca de los silenciosos árboles que están en contemplación durante el verano y el invierno, ¡durante todas las estaciones! Esa contemplación silenciosa, ¿qué nos ofrece? ¿Qué pensamiento surge? Nos eleva y nos hace pensar que existe una religión.
Podemos llamarlo una leyenda o una superstición o un cuento, pero aún así, hay experiencias. En la India tenemos la experiencia con las cobras, ellas nunca muerden a menos que alguien les haga daño. El afecto y la conexión que las palomas muestran a sus parejas es algo para aprender y entender. Y hay muchas instancias, muchas experiencias de consideración, de respeto y de la naturaleza de la conexión que vemos en la creación inferior que nos hacen pensar que hay una religión instintiva.
Pero entonces, hay historias conocidas en Oriente acerca de los elefantes. En la manada de elefantes hay uno que siempre lidera la manada, tiene una rama de árbol en su trompa y va adelante, sintiendo la tierra – por si hay un hueco, o si es un buen camino para que los elefantes puedan pasar. Y si hubiera un hueco, él avisa a sus seguidores para que no caigan en él. Cuando consideramos las aves, vemos que entre ellas hay un líder que conoce y entiende la llegada y continuación de lluvias y tormentas, y según eso los guía y ellos lo siguen. ¿Cómo se explica todo esto? Este cuidado de aquellos que dependen de uno, y luego ceder, responder, confiar en alguien que les guía; no está solo en los seres humanos, sino, incluso más, en los animales.
El hombre, que supuestamente siempre tiene una religión y piensa que tiene una religión, en todas las épocas se ha opuesto a quienes lo han ayudado, a aquellos que han querido despertarlo de sus errores. Estos santos y sabios y las grandes almas que continuamente han tratado de trabajar para él, siempre han tenido que sufrir, y ellos eran quienes encontraban oposición de todas partes. Y de esta forma el hombre ha mostrado una menor tendencia hacia la religión que los animales.
Pero ahora vamos a entender lo que es la religión del corazón. Dicen los sufis: Ishq Allah Mah’bud Allah (Dios es amor, Dios es el Amado), lo mismo que uno lee en la Biblia, que “Dios es amor”. Y si Dios es amor, ¿Dónde lo encontramos? ¿Se lo encuentra en el séptimo cielo o se lo encuentra en el corazón del hombre? Si Él estuviera tan lejos como el séptimo cielo, sería lo más desafortunado para el hombre estar tan lejos de la vida misma y de la razón misma de su ser. Y es para esta comprensión de que Dios está en el corazón del hombre que todas las religiones han enseñado de diferentes maneras y diferentes formas.
Pero muchos en este mundo solo saben la palabra “amor”; entender lo que amor significa o hablar acerca de él, o explicarlo es imposible. Porque quien quiera que trate de exponer lo que es el amor, hace un esfuerzo en vano, es como tratar de explicar a Dios en palabras. Ni Dios ni el amor pueden expresarse en palabras. Hay un dicho de un poeta persa que fue un emperador: “Fui destinado a tener tantos criados a mi servicio, pero desde el momento en que el amor nació en mi corazón, me convertí en esclavo de cada uno de mis esclavos”. El momento que el amor se presenta, esa persona no necesita ir y descubrir donde está la Verdad, la Verdad nace. Porque es el amante, el corazón amante que es capaz de entender, de comprender la Verdad. La razón es que la verdad no está fuera de nuestro ser, está dentro de nosotros. Por ejemplo, cuando el corazón de una persona se derrite por un terrible sufrimiento en la vida, es entonces que en lo que diga, o en lo que piense, o en lo que haga, en todo hay una fragancia de amor. ¿Qué significan las palabras del Viejo Testamento: “lenguas de fuego” o “palabras de fuego”, qué son? Se elevan cuando el amor ha surgido, revivifica el pensamiento, la palabra y la acción.
Lo que generalmente el hombre conoce acerca del amor es el dar y recibir: “si tú me das 12 peniques, yo te daré un chelín”. Mientras se vea la vida en forma de negocio, en forma de dar y recibir, no se conoce el amor.
Es una gran pena cuando luego de conocer algo sobre el amor, el corazón se haya vuelto frio y amargado. Y ¿cuál es la razón? La razón es esta: que cuando uno escaba en el suelo, debe hacerlo hasta que el agua brote. Pero si uno escaba hasta la mitad, no hay agua, hay lodo.
Pero ¿qué es el amor? El amor es un continuo sacrificio. ¿Y qué significa sacrificio? Significa olvidarse de sí mismo. Como dice Rumi en su poema, el Masnavi: “El amado es todo en todo, el amante solamente lo vela. El amado es todo lo que vive, el amante es una cosa muerta”. Pero ¿qué es esta muerte? La muerte en vida es vida. ¿Puede alguien decir: “Yo practico en vida ser bueno”, o “ser religioso”, sin tener el elemento amor? Pero ¿qué uso puede tener su religión si él está orando quizás todo el día o parece ser todo bondad, si no hay amor en su corazón? ¿De qué le sirve la religión?
Hay una historia de una chica joven que pasaba por una granja, y había una persona ofreciendo sus oraciones a Dios. Y de acuerdo con la costumbre en Oriente, nadie debería cruzar por el lugar donde una persona está ofreciendo sus oraciones. Pero ella no se dio cuenta y pasó por ahí. Y cuando ella regresaba, el hombre piadoso estaba todavía sentado allí y llamó a la joven y le dijo: “Qué desconsiderado de tu parte, muchacha, aquí estaba yo ofreciendo mis plegarias y tú pasaste por aquí”. Esta sencilla campesina le dijo: “¿Qué estabas haciendo? ¿A quién estabas orando?” Él respondió: “Orando a Dios”. “Oh”, dijo ella, “Lo siento mucho. Pero no entiendo cómo tú, que estabas orando a Dios, al mismo tiempo pudiste verme. Yo iba a ver a mi chico y no te vi”.
Traducido por Inam Anda