Hazrat Inayat : La riqueza pt II
A pesar de que Hazrat Inayat Khan se abstuvo de involucrarse en política, de todas formas, vio la situación del mundo y aplicó principios espirituales a lo que veía, como lo demuestra la continuación de esta conferencia que se publica aquí. Hablaba, por supuesto, después de que finalizó la Primera Guerra Mundial. La primera parte de esta serie puede encontrarse aquí.
Hoy en día existe un gran conflicto entre capital y trabajo. Los capitalistas quieren que el trabajo esté bajo su control y que trabaje para ganancia suya, de manera que dependan únicamente del poder del capital. Este espíritu egoísta, cuando reacciona sobre la mente de los trabajadores, se revela contra la ganancia de los capitalistas. La consecuencia es que el egoísmo de ambas partes cause que el comercio disminuya. Por un lado, la guerra ha destruido vidas y la riqueza y la comida que la naturaleza había provisto para la humanidad, mientras que el resto de destrucción ha sido a causa de esta discrepancia. Si el trabajo absorbe todo el capital, entonces el capital está en las manos del trabajo; sin embargo, la evolución de la vida en todas las direcciones, la social, la educativa, la moral, o la religiosa, dependen principalmente de la mentalidad de los pudientes.
Hay un problema secundario de la situación actual, que es su consecuencia natural, y este es la diferencia entre las circunstancias de un hombre que trabaja con sus manos y las de quien trabaja con su cabeza. Hoy en día, como son las condiciones, un hombre intelectual tiene la mayor dificultad para vivir, y si continúan entonces significará la ruina del intelecto en general, y en lugar de evolucionar, el mundo naturalmente retrocederá. La respuesta a la pregunta de si el trabajo de las manos merece salarios más altos que el trabajo de la cabeza depende de si las manos gobiernan a la mente o la mente gobierna las manos. Por ahora el hombre va de mal a peor. Los doctores, profesores, pensadores, maestros, poetas y gente estudiada apenas tienen dinero para vivir, pues la mano de obra demanda salarios más altos que lo que demanda el intelecto. Las uniones de los trabajadores se han esparcido por todo el mundo, y de esta forma el conflicto entre el intelecto y la mano de obra es más agudo cada día.
Entonces la pregunta es, ¿cuál puede ser la solución a este problema? ¿pueden los trabajadores ser al mismo tiempo capitalistas? ¿puede una persona que trabaja con sus manos no ser un pensador al mismo tiempo? La respuesta sería: no necesariamente, ya que, para todo, ciertas condiciones son necesarias. Si el trabajador es un capitalista, deja de ser un trabajador. Mientras trabaja, si está pensando en sus cuentas, arruinará su trabajo. ¿Puede una persona de acción ser una persona de pensamiento al mismo tiempo? Esto también es difícil. ¿Puede un hombre correr tras trenes y buses y escribir poesía al mismo tiempo? Para la poesía, requiere una mente tranquila, comodidad, calma. Lo que es posible es una cosa, que el trabajador debería tener toda la oportunidad para convertirse en capitalista. De esta forma podría conocer las dos cosas; cómo ser un trabajador y cómo ser un capitalista. La persona que trabaja con las manos debería tener la oportunidad de desarrollar el intelecto. Todo trabajador debería tener una oportunidad, de manera que, si tiene la facultad para convertirse en una persona pensante, puede crecer para convertirse en una, y así no morirá en su trabajo.
Existen dos métodos para el progreso, uno correcto y el incorrecto. El modo correcto es dar igualdad de oportunidades a cada uno para elevarse a su más alto ideal; y el incorrecto es cuando una persona, indignada con las condiciones actuales, tira de otra que le parezca de alguna forma eminente en la vida del mundo, como para bajar a todos al mismo nivel. Este último ideal de igualdad puede visualizarse como un piano cuyas cuerdas se han aflojado al mismo tono, capaz de la nota más baja. Cuando cada tecla suena la misma nota, ya no puede ser un piano.
La actual tendencia del hombre parece ser la de tratar de jalar a los otros hacia abajo en lugar de elevarse a sí mismo al lugar donde está el otro. Toma mucho tiempo construir una cosa, pero solo un instante destruirla. Es difícil subir la cuesta; no es difícil caminar hacia abajo. El hombre hoy en día parece buscar la forma de menor resistencia; esforzarse por ascender requiere de paciencia y perseverancia. Entonces, para estar a la misma altura que otros quiere jalarlos hacia abajo a su mismo nivel.
Continuará…
Traducido por Darafshan Daniela Anda