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Más sobre creencia e incredulidad

Una pregunta ha llegado sobre el texto recientemente publicado de Hazrat Inayat Khan sobre la creencia y la incredulidad, que dice que la mente da incredulidad; pero ¿no se nos dice también en otra lugar que la mente juega un papel disipando las nubes de la ignorancia? ¿Cómo debemos entender la palabra “mente” en este contexto?

El problema es sólo que usamos la misma palabra para conceptos relacionados pero diferentes. Aquí, Hazrat Inayat está usando la palabra mente para referirse a la superficie de la conciencia, donde las impresiones y conceptos son manipulados por nuestra capacidad de razonar, donde se construyen las estructuras y se hacen los planes. Esto es distinto de la profundidad de la conciencia, lo que se llama el corazón, donde el sentimiento da sentido a la vida. Pero aunque parezcan a veces estar separados, la superficie y la profundidad son una, y la esfera entera de la conciencia también se llama a veces la mente.

En este contexto, “la mente da la incredulidad” porque a través de innumerables experiencias la mente ha acumulado impresiones de luz y sombra, de cualidades positivas y negativas, de diversas formas y limitaciones en otras palabras, y como consecuencia, la conciencia se ha “cristalizado”. Un niño aprende que ciertos alimentos son buenos, y si le das al niño comida de otra cultura, con la que no está familiarizado, puede decir que la comida es mala; pero un niño de esa otra cultura preferiría ese alimento, estando seguro que es “buena”.

La disipación de la ignorancia es en gran parte un trabajo de disolver estos conceptos rígidos y cristalizados, que Hazrat Inayat llamó “desaprender” – o como Murshid Hidayat prefirió llamarla “desconcentración”. No es fácil, pero hay una recompensa por el trabajo; Las estructuras mentales son una forma de energía encarcelada, y cuando una estructura se disuelve, por así decirlo, esa energía se libera dentro de nuestra conciencia.

Sin embargo, la razón, como toda habilidad, tiene un propósito, y no debemos rechazarla directamente (si eso fuera posible). Es sólo que, basándose en las limitaciones, la razón no debe consultarse primero; la razón y en particular la razón sin sentir, puede ser usada para justificar cualquier acción egoísta. Pero cuando el corazón, calentado con el amor, se convierte en la brújula, entonces la razón puede ayudarnos a encontrar un camino hacia la meta, aunque las montañas y los desiertos impidan el paso.

Traducido por Arifa Margarita Jáuregui

 

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