Quitamanchas
Cerca de la conclusión de su artículo sobre el Mensaje de Cristo, Hazrat Inayat Khan nos dice el propósito de nuestras prácticas espirituales: Todo proceso de meditación y concentración es para lavar el alma de las manchas de las experiencias terrenales. Si entendemos de esto que el buscador en el camino necesita un buen lavado podría ayudarnos a acercarnos a nuestras prácticas diarias con una humildad apropiada. Las prácticas no pretenden enorgullecernos de nuestra espiritualidad, ni se dan, como las drogas, para estimular experiencias inusuales. Están destinadas a limpiar el barro y la suciedad a la que estamos tan acostumbrados, y que pensamos que es una parte normal de la vida
Hazrat Inayat también compara el proceso con el de un artista que borra las marcas del papel, y esto podría plantear una pregunta. Hay algunas marcas ligeras que se eliminan fácilmente, y otras marcas más fuertes que son más difíciles de quitar. Es más, hay algunas que notamos, pero hay otras que pasamos por alto. Por ejemplo, cualquiera que decida limpiar a fondo su cocina, sabe que cuando termina, descubre muchos lugares que son sorprendentemente obvios, y se pregunta cómo se le pasó por alto.
Cuando se trata del alma, entonces la pregunta es. ¿cómo podemos estar seguros de eliminar todo lo que no pertenece allí?
Ciertamente necesitamos paciencia y persistencia. La humildad del buscador está en reconocer que las prácticas le son dadas para toda la vida. Nunca llegaremos al punto en el que podamos decir: “Sí, está bien, ahora estoy lo suficientemente limpio”. Una gran alma como Hazrat Nizamuddin Auliya, en las últimas semanas de su vida, con su salud obviamente deficiente, insistió en decir regularmente sus oraciones, y Bibi Fátima Sam (cuya tumba no está lejos de la de Hazrat Inayat Khan) realmente respiró por última vez mientras se postraba en una oración.
Y la otra gran ayuda para eliminar las manchas es la redirección de nuestro enfoque hacia el ideal divino. Para usar una metáfora doméstica, en lugar de usar jabón usamos luz. En países donde el sol es fuerte, la ropa colgada afuera puede blanquearse a una blancura cegadora, y de la misma manera, a medida que nos hacemos más y más conscientes de la Luz divina, las manchas de nuestras experiencias terrenales (algunas de las cuales podemos haber sido conscientes, pero otras de las cuales no fuimos conscientes) todas se desvanecen y son olvidadas. En este contexto, por supuesto, la luz significa una conciencia en constante expansión y el flujo del amor que todo lo abarca.
Entonces, estos son los mejores quitamanchas: paciencia, diligencia, y luz.
Traducido por Yaqin Rodrigo Esteban Anda