Cuentos: El Momento Correcto para Todo
Sucedió una vez que el Mulá Nasrudín se convirtió en el objeto de juego de un niño. Cada día, cuando Nasrudín estaba sentado en el puesto de siempre, en el local del té del pueblo, el niño de repente se asomaba por la puerta, entraba sigilosamente, se arrastraba detrás de Nasrudin y golpeaba su turbante sobre su nariz. Luego, riendo alegremente, el niño salía corriendo.
Esto continuó día tras día. Los otros clientes del local de té le decían a Nasrudín: “¿Por qué no regañas a este chico? Se le debe enseñar a comportarse”.
“Sí”, dijo Nasrudín, “pero estoy esperando al momento correcto, hay un momento correcto para todo”.
Mientras tanto, el niño continuó molestándolo.
Luego, un día cuando Nasrudín entró al local de té, vio que un extraño estaba en su puesto habitual. Allí estaba sentado un soldado de uniforme, de aspecto rudo y hombros tan anchos como un buey. Naturalmente, Nasruddin no dijo nada y tomó otro asiento.
Poco después, la puerta se abrió, el niño travieso se deslizó, corrió detrás de la figura en el lugar de Nasrudín y tiró la gorra del soldado sobre su nariz.
Rápido como un relámpago, el soldado se dio la vuelta, agarró al niño asustado, lo levantó del suelo por el cuello y rugió insultos en su cara aterrorizada. Luego, con una sacudida final, envió al niño volando por la puerta del local de té.
“¿Ya ven?”, dijo Nasruddin a sus amigos, “ESE era el momento adecuado para regañarlo. Hay un momento adecuado para todo”.
Traducción: Yaqín Anda