Cuentos: Todo depende de todo lo demás
Sucedió una vez que Mulá Nasrudín caminaba por una calle que pasaba por el cementerio cuando vio que se acercaban unos jinetes. No conocía a ninguno de ellos, e inmediatamente un sin fin de posibilidades desagradables pasaron por la mente de Nasrudín: tal vez eran ladrones, y le robarían y quitarían todo– o peor, lo venderían como esclavo. O lo golpearían hasta la inconciencia y arrojarían su cuerpo en una zanja. O quizás, eran soldados, en búsqueda de ciudadanos inocentes para forzarlos a enlistarse.
Mientras más pensaba, más alarmado estaba el Mulá. Entonces, antes de que los jinetes lo alcanzaran, corrió al filo del camino y saltó por encima de la pared del cementerio. Al ver una tumba cercana que estaba abierta se lanzó en ella y se estiró en el fondo, esperando estar escondido de la persecución.
Los jinetes, sin embargo, eran simplemente comerciantes honestos, y al ver comportarse de una forma tan inusual a un aparentemente respetable Mulá, se dijeron, “Seguramente deberíamos investigar. Tal vez está indispuesto y necesita de ayuda.” De modo que, treparon también la pared y pronto encontraron al Mulá temblando en el fondo de una tumba abierta. Al mirar hacia abajo con caras de preocupación dijeron, “Señor, por favor díganos, ¿por qué está aquí?”
Entonces el Mulá entendió que sus miedos eran infundados. Sentándose y ajustando su turbante con toda la dignidad que podía mostrar, dijo, “Sólo porque puedan hacer una pregunta, caballeros, no significa que la pregunta sea fácilmente respondida. Para ser conciso, se trata de un caso que los filósofos llaman ‘causalidad dependiente’: ¡estoy aquí por ustedes—y ustedes están aquí por mí!”
Traducido por Darafshan Daniela Anda