Cuentos : En busca del agua clara
Sucedió una vez que cierto monje viajaba por un bosque con un estudiante. El alumno aprovechaba para hacer a su maestro muchas preguntas sobre la vida, la verdad y los métodos de su camino. El monje respondía pacientemente a todas ellas, pero cada respuesta sólo parecía generar más preguntas, de modo que el flujo nunca se detenía.
Era un día muy caluroso, y a medida que caminaban se hacía aún más cálido, y empezaban a tener sed. Entonces, a través de los árboles, vieron un pequeño estanque, y el monje le dijo al estudiante: “Por favor, tráenos un poco de agua de allí”.
El estudiante se apresuró hacia el estanque, pero antes de llegar a él apareció un granjero conduciendo un gran búfalo. El búfalo salpicó fuertemente el estanque, y cuando el estudiante llegó allí, encontró que el agua estaba ahora muy embarrada. “No puedo darle de beber esto a mi maestro”, pensó consternado, y volvió corriendo a donde estaba el monje sentado a la sombra de un árbol.
“Debo buscar otro estanque, maestro”, dijo el estudiante. “Por favor, espere”, y salió corriendo hacia el bosque.
El estudiante se apresuró a atravesar el bosque, buscando agua primero en una dirección y luego en otra, y cuanto más buscaba, más agitado se ponía. “Debo encontrar agua para mi maestro”, pensó. “¡Es un deber espiritual!”
Pero después de vagar durante mucho tiempo, por fin tuvo que volver a su maestro decepcionado. “Maestro”, le dijo, “he buscado diligentemente pero no hay otra agua cerca. He fracasado en mi deber”.
El monje miró al estudiante con dulzura y, señalando, le dijo de nuevo: “Tráenos agua de este estanque”.
Obedientemente, el estudiante volvió al estanque y, para su sorpresa, vio que ahora estaba limpio. Mientras corría por el bosque, el barro se había asentado. Llenando una calabaza con agua, volvió y se la ofreció a su maestro.
Cuando ambos habían saciado su sed, el monje dijo: “Hermano, escucha bien: esta agua es el espíritu claro. El barro es todo lo que no le pertenece. Tienes muchas preguntas, pero debes comprender que sólo son barro. Si dejas que tu mente se aquiete, el espíritu se aclarará y ya no te preocuparán más las preguntas.
Traducido al español por Arifa Margarita Rosa Jáuregui
Me llegó al corazón! Gracias Murshid!
gracias a ti, querida Kushi!