Cuentos: las aceitunas y la inteligencia
Sucedió una vez que el mulá Nasrudín hacía sus recados diarios y, luego de visitar el mercado, se detuvo en una casa de té. Allí entró en conversación con un desconocido que le dijo: “Mulá, ya que tienes turbante has de conocer la respuesta. He escuchado que la gente de tu aldea es inusualmente inteligente”.
Nasrudín acarició su barba y dijo en tono piadoso: “Alá le prohíbe al hombre negar lo que es verdad”.
“Pero dime”, replicó el forastero, “¿por qué ha de ser así?”.
“Nosotros consumimos muchas aceitunas. Aquí se da un tipo especial de aceituna y el aceite lubrica el cerebro”.
“¿De verdad? ¿Dónde puedo conseguir algunas?”.
“Por suerte”, dijo Nasrudín, “sucede que tengo algunas. Puedo vendértelas por tres monedas”.
El trato se hizo y el forastero de inmediato comenzó a comer las aceitunas. Entonces, frunció el ceño. “Estas son las mismas aceitunas que puedo comprar en el mercado por dos monedas”.
“¿Lo ves?”, dijo Nasrudín, “ya están haciendo su efecto”.
Traducción por Vadan Juan Camilo Betancur Gómez
Cuentos: las aceitunas y la inteligencia
Sucedió una vez que el mulá Nasrudín hacía sus recados diarios y, luego de visitar el mercado, se detuvo en una casa de té. Allí entró en conversación con un desconocido que le dijo: “Mulá, ya que tienes turbante has de conocer la respuesta. He escuchado que la gente de tu aldea es inusualmente inteligente”.
Nasrudín acarició su barba y dijo en tono piadoso: “Alá le prohíbe al hombre negar lo que es verdad”.
“Pero dime”, replicó el forastero, “¿por qué ha de ser así?”.
“Nosotros consumimos muchas aceitunas. Aquí se da un tipo especial de aceituna y el aceite lubrica el cerebro”.
“¿De verdad? ¿Dónde puedo conseguir algunas?”.
“Por suerte”, dijo Nasrudín, “sucede que tengo algunas. Puedo vendértelas por tres monedas”.
El trato se hizo y el forastero de inmediato comenzó a comer las aceitunas. Entonces, frunció el ceño. “Estas son las mismas aceitunas que puedo comprar en el mercado por dos monedas”.
“¿Lo ves?”, dijo Nasrudín, “ya están haciendo su efecto”.
Traducción por
Vadan Juan Camilo Betancur Gómez