Cuentos : Sólo manzanas dulces
Sucedió una vez que el mulá Nasrudín trabajaba para el rey, que era un empleador muy exigente. Un día, el rey le dijo a Nasrudín: “Ve al granjero y tráeme manzanas. Pero deben ser dulces. Si las manzanas no son dulces, mis guardias te darán una paliza. Por cada manzana agria, un golpe de látigo”.
Nasrudín se inclinó, cogió una cesta y fue a ver al granjero. “Quiero manzanas dulces”, dijo.
“Mulá”, dijo el granjero, “has venido al lugar correcto. Cada una de mis manzanas es tan dulce como la miel”. Y llevó a Nasrudín a su granero, que estaba lleno de hermosas y rosadas manzanas. “Prueba una”, le dijo.
Nasrudín cogió una manzana y la mordió. “Sí, tienes razón, es dulce”. Dejó la manzana en su cesta y cogió otra. Pero antes de ponerla en su cesta, también le dio un mordisco a ésta.
“Sí”, dijo Nasrudín, “es dulce”. Y dejó la segunda manzana mordida en su cesta.
Cuando cogió una tercera manzana y la mordió, el granjero, perplejo, dijo: “Pero Mulá, ¿quieres morder todas las manzanas de tu cesta? ¿De qué sirve una cesta de manzanas a medio comer?”.
“Es de gran utilidad para mi espalda”, dijo Nasrudín. “Cada manzana mordida es un golpe menos del látigo”.
Traducido al español
por Arifa Margarita Rosa Jáuregui