Cuentos: La deuda está cancelada
Sucedió una vez que el Mulá Nasrudín, mientras dejaba su casa de té favorita, tropezó con la cabra errante de alguien y casi se cayó en el estanque cercano. Sólo los rápidos reflejos de cierto hombre que pasaba en ese momento, quien pudo agarrar la manga de Nasrudín, evitaron que cayera de cabeza en el agua.
“Mulá,” dijo el hombre, “ ¡qué suerte para ti que yo estaba aquí! ¡De lo contrario, te habrías empapado!”
“Si”, dijo Nasrudín, enderezando su turbante, “gracias”.
Al día siguiente, Nasrudín fue a la casa de té, y se encontró al mismo hombre. “Mulá”, el hombre dijo jovialmente, “¡No olvides, que ahora me debes un favor! Verán”, le dijo a todos en la casa de té, “¡Salvé al Mulá de una verdadera empapada! ¡Menos mal que estaba allí! Se imaginan, ¡podría haber agarrado una neumonía! ¡Pero de hecho, yo lo agarré!”
Y parecía que, desde entonces, cada vez que el Mulá iba a tomar una taza de té, el hombre estaba allí, recordando alegremente a Nasrudín y a todos los demás que el Mulá le debía un favor porque lo había salvado de mojarse.
Finalmente, un día, cuando el hombre comenzó la misma canción, el Mulá lo detuvo, y le dijo: “Amigo, ven conmigo”. Y Nasrudín llevó al hombre a la orilla del estanque, donde, sin ceremonias, saltó.
“Aquí”, dijo Nasrudín, poniéndose de pie hasta el pecho en el estanque, “ahora la deuda está cancelada”.
Traducción: Abdel Kabir Mauricio Navarro J.