Cuentos: El ruiseñor inexperto
Sucedió una vez que Mullah Nasruddin pasaba por un huerto, donde vio un árbol que estaba cubierto de deliciosos higos. “Seguramente –se dijo a sí mismo–, sería una ofensa para el Creador no disfrutar de Su creación. ¡Descuidar esta generosidad sería sin duda un pecado!”. Sintiéndose así justificado, saltó el muro y trepó al árbol, donde comenzó a comer un higo tras otro.
Sin embargo, muy pronto apareció el dueño del huerto. Al observar las ramas de la higuera doblarse y balancearse, gritó: “¡Oye! ¿Quién está en ese árbol?”.
“No prestes atención”, gritó Nasruddin. “Solo soy un ruiseñor”.
“¿Un ruiseñor? Si eres un ruiseñor, canta”.
El mullah, con la boca llena de jugosos higos maduros, hizo unos ruidos extraños.
“¿Qué clase de ruiseñor eres?”, exigió el dueño. “Los ruiseñores no suenan así”.
“Soy un ruiseñor sin experiencia”, respondió Nasruddin. “Solo comencé hoy”.
Traducción por Yaqín Anda