Cuentos : Nada era lo que había logrado el monje
Había una vez un pequeño grupo de monjes que vivían juntos, siguiendo el dharma, y cada año les visitaba su Abad. Examinaba a cada uno de ellos, corregía sus prácticas, y les daba instrucciones y motivación. “La vida es muy fugaz,” decía. “¡No la malgasten! ¡Aprovechen esta oportunidad, alcancen todo lo que puedan alcanzar!” Y después se marchaba. Cada vez que se marchaba, decía al grupo que hasta regresar debían seguir los consejos de su compañero el monje Corazón Limpio.
Un año, sin embargo, puesto que la rueda del tiempo no se puede detener, Corazón Limpio enfermó. Los monjes hicieron cuanto podían para cuidarlo, pero era evidente que no sobreviviría. Cuando se acercaba su momento final, uno de los monjes preguntó a Corazón Limpio qué era lo que había logrado en su vida. Con un último esfuerzo, Corazón Limpio dijo, “Nada”, y falleció.
Los monjes enterraron el cuerpo, y ya que el mismo Corazón Limpio había dicho que nada era lo que había logrado en su vida, no se molestaron en marcar su tumba.
Algún tiempo después regresó el Abad, y al escuchar lo que había sucedido pidió que le muestren el lugar de descanso de Corazón Limpio, pero los monjes tuvieron dificultad en encontrarlo. “¿Qué sucede?” preguntó el Abad, y dijeron que no habían prestado especial atención a la tumba puesto que Corazón Limpio les había dicho que nada era lo que había logrado en su vida.
Al escuchar esto los ojos del Abad se llenaron de lágrimas. “Sabía que estaba avanzando,” dijo, “¡pero no sabía que había llegado tan lejos!”
Los monjes se miraron confundidos.
“Corazón Limpio alcanzó en nivel de la nada,” explicó el Abad, y ordenó a los monjes que marcaran bien la tumba para que los peregrinos puedan venir y rendirle homenaje.
Traducido por Darafshan Daniela Anda