Cuentos: Los tres Visires y la Búsqueda de Khidr
Hace muchos años existió un cierto rey que tenía un inmenso anhelo de ver con sus propios ojos la misteriosa figura de Khidr – ¿Y quién podría censurarlo? Khidr es el legendario profeta “verde”, el justo servidor de Dios que transmite el conocimiento secreto y que guía a los santos. Podía ser encontrado en todas partes, Pero ¿quién podría declarar haberlo visto? Entonces, el rey, luego de consultar con sus visires, emitió una proclama diciendo que complacería todos los deseos a aquella persona que pudiera mostrarle a Khidr
Pese a su generosa oferta, nadie se presentaba hasta que cierto hombre pobre tuvo una idea. Ese hombre tenia una familia grande, pero era tan terriblemente pobre que era incapaz de alimentarlos o vestirlos. Atormentado por sus lloros y temiendo que todos sus hijos perecieran de hambre, pensó que había una forma de ayudarlos a través del deseo del rey. Dirigiéndose al palacio, afirmó que él podía mostrarle al rey a Khidr, pero que requería de cuarenta días para encontrarlo. Durante ese tiempo, necesitaría una provisión diaria del tesoro. El rey, feliz de haber encontrado al fin a alguien que pudiera satisfacer su deseo, aceptó.
Por su parte, el hombre pobre, que no tenía la menor idea de cómo encontrar a Khidr, asumió que en cuarenta días sería ahorcado, pero que mientras tanto sería al menos capaz de acumular suficiente riqueza para que su familia no padeciera necesidades nunca más.
Cuando pasaron los cuarenta días, el hombre pobre vino al palacio, habiéndose aseado y pronunciado sus oraciones para su propio funeral, y dijo al rey, “Majestad, perdóneme. No he encontrado a Khidr. Dije que podía encontrarlo solo para alimentar a mis hijos, porque no tenemos nada. Tenga misericordia de su humilde servidor”
Decepcionado, el rey consultó con sus visires. Les preguntó “¿Qué debería hacerse con este hombre?”
Un visir dijo. “Debe hacer de él un ejemplo, señor. Su carne debería ser cortada en pedazos”. Y cuando dijo esto, un niño que ocurrió que estaba de pie en la asamblea, dijo, “La manzana no cae lejos del árbol”.
El segundo visir dijo, “Ha dicho una mentira al rey. Deberían despellejarlo”. Y de nuevo, el niño de pie por ahí cerca dijo, “La manzana no cae lejos del árbol”.
El tercer visir entonó una nota diferente. “Majestad, este es un hombre pobre que ha hecho esto para salvar a su familia, sabiendo que eso podía conllevar el sacrificio de su propia vida. Sea misericordioso y perdónelo”. Y una vez mas el niño dijo, “La manzana no cae lejos del árbol”.
El rey se volvió hacia el niño y dijo, “Tres veces has dicho esto ante el consejo de mis visires. Explícate”.
EL niño dijo, “El primer visir es hijo de un carnicero, y su recomendación muestra su origen y su carácter. El segundo visir es hijo de un fabricante de aperos, y por su respuesta se ven sus raíces. El tercer visir es hijo de un visir y conoce el trabajo de un visir de arriba abajo”.
“He venido hoy a salvar a este hombre”, dijo el niño señalando al hombre pobre, “cuya disposición a sacrificarse por sus hijos amerita perdón. Si estas en búsqueda de un buen visir, el tercer visir es digno de confianza. Y si estas en búsqueda de Khidr, ¡ahora lo has visto!”
Y con esto el niño salió corriendo por la puerta.
Traducción al español: Hafiz Juan Manuel Angel