Cuentos: Demasiado lleno de oraciones
Sucedió una vez que el gran místico, el Baal Shem Tov, Maestro del Buen Nombre, viajaba con un pequeño grupo de discípulos y llegaron a una villa a la hora de las plegarias matutinas. Llegaron a una enorme sinagoga que estaba repleta de personas orando, pero en el umbral el Baal Shem Tov se detuvo y con un gesto les indicó a sus discípulos que salieran. “Demasiado lleno de oraciones”, dijo.
Por ahí cerca encontraron otra sinagoga, también repleta de gente que decía sus plegarias matutinas, y de nuevo el Maestro se detuvo en el umbral e hizo salir a sus discípulos. “Demasiado lleno de oraciones”, repitió.
Entonces encontraron una tercera sinagoga, más pequeña, donde se encontraban apenas unas pocas personas orando. Entraron allí y, como el Baal Shem Tov parecía satisfecho, hicieron sus oraciones con seriedad.
Más tarde, cuando se sentaron todos juntos, uno de los estudiantes se atrevió a preguntar al maestro por la razón de haber rechazado las primeras dos sinagogas. “Rabbi, tú dijiste demasiado lleno de oraciones. ¿Querías decir que había demasiada gente orando allí y esa fue la razón por la cual fuimos al tercer lugar, donde solo había unos pocos adoradores?”.
“En absoluto —dijo el Baal Shem Tov—. No era por el número de personas, sino por el número de oraciones. Las primeras dos sinagogas estaban abarrotadas de oraciones que no se habían elevado aún a los cielos. Pero la tercera estaba casi vacía; los oraciones se habían elevado fácilmente. Así que ese fue un buen lugar para nosotros también para orar”.
Traducido por Vadan Juan Camilo Betancur Gómez