Cuentos: Tío camello y hermano burro
Murshid Hidayat Inayat-Khan recordaba esta historia de su niñez, y frecuentemente se refería a ella.
Una noche, dos de las criaturas de Dios, un camello y un burro, se encontraron y decidieron ser amigos. Mientras caminaban juntos, charlando sobre una cosa y otra, llegaron al campo de un granjero lleno de trigo maduro y al mirarlo el burro sintió mucha hambre.
“Tío camello”, dijo el burro, “tú eres más fuerte que yo, sólo rompe la cerca y podremos disfrutar de una buena comida”.
“¿No estaríamos en problemas si lo hacemos?”, preguntó el camello.
“Para nada”, respondió el burro. “El sol y la lluvia que hacen crecer el trigo, también caen sobre nuestras espaldas. ¿No ha crecido este grano para nuestro beneficio? Sólo usa las buenas patas que el Creador te dio, tío Camello, y nos daremos un festín”. “Muy bien, hermano burro”, dijo el camello y con un poco de esfuerzo tumbó la cerca. Entonces el camello y el burro se dieron un gran banquete, en el transcurso del cual pisotearon y arruinaron la mayor parte del grano.
Cuando ya habían comido hasta saciarse, el burro dijo, “tío camello, después de una comida tan exquisita, siento el impulso de cantar”. El camello dijo, “hermano burro, no creo que sea prudente. Seguramente despertaremos al granjero”. “No tío camello”, dijo el burro, “nuestras canciones de cuna sólo le harán dormir más profundamente. ¿Me acompañas?”. Y el burro comenzó a rebuznar.
Por supuesto, el ruido del burro despertó al granjero que se levantó rápidamente y llegó con un palo grande en sus manos. El burro salió corriendo y logró escapar, pero el camello fue duramente golpeado por el granjero antes de que lograra escapar.
Más tarde, los dos animales se encontraron nuevamente y el burro, con buenos recuerdos de la noche que pasaron, sugirió que siguieran vagabundeando juntos. El camello replicó, “Gracias hermano burro, pero preferiría no hacerlo. Ahora veo que tu camino no es el mío y que es mejor seguir mi camino”.
Traducido por Inam Rodrigo Anda